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¿Merecen mejor sueldo los periodistas?

¿Periodismo en el Mar Muerto, o periodismo la mar de muerto? La foto es de Inju

Un artículo de opinión del analista y profesor de economía de los medios Robert G. Picard responde a la pregunta del título con bastante crudeza. He seleccionado algunos párrafos que no tienen desperdicio y pueden servir de punto de partida para un debate.

«Los periodistas se merecen un sueldo bajo. Los salarios son una compensación por crear valor, y los periodistas hoy día no crean mucho valor. Hasta que asuman esto, ni los blogs, ni Twitter ni los micropagos van a resolver sus fracasados modelos de negocios».

«En el pasado, la dificultad y los costos de operación, publicación y distribución limitaban drásticamente el número de proveedores de contenido. Esta escasez aumentó el valor económico del contenido. Ese valor agregado ha desaparecido hoy debido a la amplia variedad de fuentes de noticias e información que existen».

«Los periodistas no tienen una base de conocimiento especial como pueden tener los profesores o los electricistas. Por tanto, el principal valor económico del periodismo no deriva de su propio conocimiento, sino de la distribución del conocimiento de otros. En este proceso, son tres las funciones y habilidades que históricamente han creado valor económico: el acceso a las fuentes, la evaluación de la importancia de la información y su transmisión de manera eficaz».

«Hoy, cualquier persona común puede observar e informar de las noticias, reunir el conocimiento de los expertos, determinar su importancia, añadir imágenes y sonidos y publicar ese contenido con facilidad. Y todo ello gratis. Hasta que los periodistas puedan redefinir el valor de su trabajo por encima de este nivel, merecen un bajo salario».

«Para que un trabajo esté bien remunerado, los empleados deben poseer alguna habilidad o conocimiento únicos (…) Lamentablemente, el trabajo periodístico se ha convertido en un ‘commodity’. La mayoría de los periodistas comparten las mismas habilidades y los mismos enfoques de las historias, buscan las mismas fuentes, se hacen las mismas preguntas y producen historias muy similares».

«La mayoría (de los periodistas) cree que lo que hacen es tan intrínsecamente bueno que debe compensárseles por ello aunque no produzca ingreso».

«Si se quiere crear valor, los periodistas no pueden seguir informando de la forma tradicional o simplemente informando de las noticias que han aparecido en otra parte. Deben añadir algo nuevo que cree ese valor».

Lo que cuesta hacer buen periodismo

FOTO DE SEAN HAWKEY
FOTO DE SEAN HAWKEY

Internet ha revolucionado el periodismo. Pocos lo pueden poner en duda. La red permite hacer cosas que años atrás sólo podían soñarse. Pero también ha contribuido a infravalorar los contenidos. Nos ha puesto tanta información gratis al alcance de la mano que nos hemos empachado.  Nos hemos acostumbrado a la abundancia y por eso hemos perdido la capacidad de saborear lo bueno, de degustar el periodismo gourmet. Todo nos parece igual, una noticia de agencia que un reportaje trabajado, porque todo se consigue gratis.

Y por ello también se subestima la labor del periodista, al que sólo se le pide ser un mero «cortador y pegador». Se pierde la noción del reporterismo y la información de calidad, sembrada, arada y cultivada, cosechada después de mucho trabajo. Por eso, me reconforta leer que algunos lo siguen haciendo a pesar de los pesares, como recoge Romenesko en su blog citando la conferencia del editor de la revista del New York Times, Gerald Marzorati, ante un grupo de colegas.

«Permítanme terminar la idea diciendo lo que se necesita de un redactor que escribe artículos más largos para una revista. Siempre, siempre se necesita una enorme  cantidad de reporterismo. Semanas y semanas de reporterismo. Pasar horas con el protagonista de tu artículo, con la esperanza de que surja una escena que por el lugar o el diálogo nos revele quién es ese sujeto. Ir a todo tipo de sitios, esperando que en ese viaje encontremos drama y significado. Recrear minuciosamente un momento, como el del tsunami, a través de cientos de entrevistas. Es duro, todo esto es reporterismo. Las semanas, los meses. Y todo este tiempo, por supuesto, cuesta dinero. Una historia de portada de la revista del Times, sumando lo que se le paga al autor y los gastos de viaje, sin contar la edición, la verificación de datos y la fotografía, suma más de 40.000 dólares, y si es en zona de guerra mucho más. ¿Todavía tenemos el tiempo para hacer estos reportajes y leerlos? ¿Tendremos el dinero? ¿Y si el lector, es un lector de Internet, que no paga nada, quién se va a hacer cargo de las cuentas?»

No sé responder a esas preguntas porque no soy un gurú, pero he constatado con ejemplos cercanos este buen hacer periodístico, como nos contaban hace unos días en Huesca el periodista destajista Ander Izagirre, para el que un post como éste no es más «que el primer grumo de un posible reportaje»  o el corresponsal de guerra David Beriain, que estuvo «tres meses en Colombia sin escribir una sola línea» hasta que pudo llegar al corazón de la selva y pasar 10 días con las FARC.

Hacer buen periodismo cuesta, pero vale lo que cuesta. Y si lo perdemos, nos costará más caro.

PD: Con estas dos últimas entradas cumplo mi cuota anual de posts serios.

Siempre en pie de guerra

FOTO GUARDIA NACIONAL DE COLORADO
FOTO GUARDIA NACIONAL DE COLORADO

Artajona es un pueblo de Navarra que se distingue por ser uno de los lugares del mundo con mayor densidad de corresponsales de guerra, con aproximadamente uno por cada 1.700 habitantes.

Tuve la suerte de conocer a uno de ellos, David Beriain, en el Congreso Nacional de Periodismo Digital de Huesca, donde le concedieron el premio José Manuel Porquet. ¿Y por quét se lo dieron? Pues, entre otras cosas, por pasarse «Diez días con las FARC» en plena selva colombiana y publicar un material espectacular en su blog «En pie de guerra».

Pero David no sólo se desenvuelve bien en territorio selvático. También se le ha subido a las barbas de los Talibán, en Afganistán, y estuvo embebido* con las tropas estadounidenses en Iraq, en situaciones que harían vomitar a una cabra.

Después de Huesca, nos vimos en la Plaza del Castillo de Pamplona, donde me habló de sus planes de futuro y me pidió que le pasara las fotos (1, 2, 3 y 4) que saqué durante su mesa redonda en el Congreso de Huesca, titulada el periodista empresa, en la que compartió estrado con Sergio Caro y Ander Izagirre. Este post me sirve para cumplir la promesa.

*En español, existe el verbo embeber con el mismo significado que el «embedded» del inglés, y me gusta más que empotrado.

Regresión periodística

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En los últimos días se ha hablado mucho en círculos periodísticos sobre el artículo de Walter Isaacson en la revista Time sobre «¿Cómo salvar los periódicos?». En esencia, Isaacson sostiene que los medios de comunicación cometieron un grave error al empezar a ofrecer gratuitamente sus contenidos en Internet. Para enmendarlo, propone crear un sistema de «micropagos» en el que los lectores paguen módicas cantidades por los artículos que quieran leer, una especie de iTunes periodístico.

El lunes Isaacson estuvo en el programa de Jon Stewart y ambos mantuvieron una interesante conversación. Primero Stewart sugirió utilizar una tinta adictiva en las páginas de los diarios y revistas para que los lectores quedaran irremediablemente enganchados. Y luego siguió este diálogo:

Jon Stewart: Me encantan los periódicos, y no tengo la misma satisfacción cuando los leo en Internet, no es lo mismo.

Walter Isaacson: Si en los últimos 400 años hubiéramos recibido nuestra información a través de alguien que hablara por una especie de caja electrónica, o a través de un ordenador y a alguien se le ocurriera: vamos a acabar con todo eso, vamos a ponerlo en papel, te lo entregamos en tu puerta, lo puedes llevar a tu jardín, a la bañera, o leer en el autobús, uno diría: guau, el papel, qué gran tecnología, esto va a sustituir a la televisión y a Internet…
(risas)

Stewart: creo que estás completamente equivocado en eso..