No me cabe Kamchatka en la maleta
Nadaba plácidamente en la piscina de mi hotel cuando una niña de unos 10 años se acercó hasta la orilla y me interpeló.
– ¡Oiga, señor!
Me di la vuelta y me acerqué hasta ella. Traía un balón de plástico en la mano. Se inclinó hacia la piscina y me lo tendió.
– Tome, le regalo este balón. Mi madre me dijo que no nos cabía en la maleta.
Algo perplejo por el ofrecimiento, no supe cómo reaccionar y a duras penas le di las gracias. Ella soltó la pelota como quien se quita un peso de encima, dio media vuelta y se fue corriendo.
El balón era un globo terráqueo. Lo observé detenidamente y pensé: «¿A quién se le ocurre que el mundo pueda caber en una maleta?».
«El mundo en sus manos». ¡Qué gran película!
La tierra es tuya…
E’ un mapamundi andalú: ¡Brazil!
Es que tú no sabes la cantidad de cosas que se lleva la gente de vacaciones.
ayer estuve en la licenciatura de la cuarta promoción de derecho y económicas de la universidad de Navarra y dijo la rectora de la facultad de económicas en su discurso que el mundo es de Dios pero lo alquila a los valientes. No es impresionante? Me encantó, aunque acabo de descubrir que la cita no es suya…