El GPS

FOTO DE JUNKU-NEWCLEUS
FOTO DE JUNKU-NEWCLEUS

Todavía le quedaba un largo viaje por carretera y ya era casi de noche. El estómago le crujía, así que se detuvo en el primer restaurante que encontró, un tugurio de mala muerte. Se bajó del coche con su mochila y guardó en ella el GPS, para no tentar a los delincuentes.

Entró en el restaurante y fue directo al cuarto de baño. Al sentarse en el retrete, el GPS comenzó a pitar. Lo sacó de la mochila y se fijó en la pantalla, donde se dibujaba un laberinto de caminos que, según el aparato, estarían justo detrás del escusado. Se levantó y, picado por la curiosidad, sacó una raqueta de tenis que llevaba en la mochila y empezó a golpear la pared, que era como papel de fumar.

Abrió un enorme boquete desde el que se vislumbraba un angosto sendero. Entró y empezó a caminar en la espesa oscuridad, siguiendo la voz del GPS, que también hacía las veces de linterna. «Izquierda en tres metros, derecha en cinco metros…», y así, sucesivamente.

Después de media hora, desorientado y con escalofríos, se sentó en el suelo aterido de frío. Se quedó mirando el GPS. El laberinto de caminos había desaparecido de la pantalla. La voz del aparato dejó de escucharse y se apagó repentinamente. Extendió los brazos y, a tientas, constató que estaba rodeado por cuatro paredes.

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2 Respuestas para “El GPS”

  1. J. 23 enero, 2009 a las 21:37 #

    Leyendo a Mrozek te estás volviendo Poeriano.

  2. Allendegui 23 enero, 2009 a las 22:34 #

    Estoy desorientado. He perdido el rumbo.