La estación espacial, la estación otoñal
- FOTO DE KONSPENCE
Es Otoño. Estábamos en un parque, comiendo una mandarina y una mujer nos interpeló con grandes aspavientos.
– Mirad, la Estación Espacial Internacional.
Salimos de debajo de la techumbre que nos impedía ver el firmamento en una noche fresca de Otoño y pudimos ver un punto gordo luminoso que se desplazaba a gran velocidad. Después Andrea empezó a llorar. La estación Alfa le traía sin cuidado y quería que le siguiera dando de comer la mandarina. Mientras la desgajaba, pensaba por qué se le ocurre a la gente irse a vivir tan arriba, en una estructura claustrofóbica, en la ingravidez, cuando se puede estar tan a gusto comiéndose una mandarina en una fresca noche de Otoño.
Que delicia de post.
como se nota que Andrea es mi sobrina, a mi también me encantan las mandarinas.
Qué deliciosas las mandarinas.
Comerse una mandarina en la estación alfa tampoco tiene que estar mal.