Abr 082020
 

El sector químico está inmerso en una transformación tecnológica que se traduce en numerosos avances tanto para quienes trabajan en ella como para su clientela

Las llamadas nuevas tecnologías ya no son tan nuevas, sino que están ya enraizadas en nuestra sociedad y están presentes en prácticamente todos los aspectos de la vida, ya sea personal o laboral. En los últimos años, las empresas de todo tipo se han ido adaptando a las diferentes teconologías y aprovechando sus avances, que suponen en muchos casos una mejora. Se ha ido produciendo progresivamente una digitalización. Y ¿qué significa esto? No basta con tener cuenta en las redes sociales o plagar las oficinas de ordenadores, un proceso de digitalización lleva detrás un modelo de negocio y una estrategia para integrar las tecnologías y sacarles el máximo rendimiento. La industria química, como muchos otros sectores, está inmersa en este proceso.

La transformación digital es un camino, supone una evolución, y en ningún caso se produce de un día para el otro. Y como cualquier camino, se tome por obligación o por motivación, implica riesgos pero también tiene beneficios. Lo importante es entender que se trata de un cambio organizacional transversal, que impregna todas las áreas, sea cual sea el sector. Paralelamente a este preoceso, ya lleva años produciéndose una internacionalización o globalización de los mercados -y de casi todo-. Los ejemplos de innovaciones están por todas partes: inteligencia aritificial, la domótica, los smartphones, la Nube, los modos de compra y pago online, las recaudaciones por crowfounding o los medios de comunicación, entre muchos otros.

Y en algunos casos, como el del sector químico, estos avances teconológicos pueden suponer, y de hecho así está ocurriendo, una mejora sustancial tanto para las empresas como para sus clientes. Aunque nos parezca que las tecnologías están ya de sobra implementadas, todavía estamos en un proceso de transición, por lo que en las mesas de trabajo las herramientas digitales más avanzadas se mezclan con las probetas y pipetas de toda la vida. Los laboratorios son la cuna de la innovación. De ellos salen muchos avances, y eso es así porque también utilizan las técnicas más avanzadas. Algunos de los elementos que más han evolucionado son por ejemplo las balanzas y los microscopios: existen microscopios de luz ultravioleta, microscopios confocales, de campo oscuro, de barrido etc.

Sin duda son esenciales las innovaciones que se han llevado a cabo en materiales como el plástico o el vidrio, que a su vez permiten confeccionar mejores componentes y productos. Los avances tecnológicos en el sector químico se palpan desde el material hasta el producto final, pasando también por empresas como Quimialmel, que gracias a los avances tecnológicos consigue cubrir las necesidades de producción y fabricación de sus clientes, que se encuentran en sectores diversos, desde la alimentación hasta el textil pasando por la metalurgia. También participa en el proceso de transformación de los recursos, un proceso en el que la teconología ha tenido un gran impacto positivo, y la compra de materia prima.

En un ejemplo de empresa que está apostando por la digitalización del negocio, algo que llevan a cabo a través de una revisión profunda de los procesos de trabajo y un análisis de cómo agilizar los pedidos. Como decíamos, la transformación digital no es algo que se pueda llevar a cabo de forma brusca y sin un análisis previo. La tecnología es un concepto amplio, como también lo es el sector químico, por eso es imprescindible analizar qué tecnologías favorecen a qué empresas.

Tanto las distribuidoras como las fábricas, por poner dos ejemplos, aplican modelos predictivos para calcular la demanda y optimizar las operaciones, lo que ayuda también a reducir el impacto medioambiental. Para aquellas empresas químicas más enfocadas al sector agroalimentario, pueden serles útiles algunas aplicaciones que permiten monitorizar las condiciones climatológicas, economizar tiempos, analizar los mercados, o incluso llevar a cabo operaciones de contabilidad.

En fábricas o empresas que comercializan con productos químicos ya se empieza a hablar de la industria 5.0, que consiste en añadir robots para apoyar al personal que trabaja. No se trata de substituír a las personas por máquinas como en una novela de ciencia ficción distópica, sino de utilizar las teconologías para aumentar la precisión y la rapidez de un personal que debe estar altamente cualificado y contar con experiencia.

En resumen, los avances tecnológicos en el sector químico suponen una ventaja y aplicarlos es imprescindible para no quedarse atrás. Eso sí, siempre respetanto los derechos de los/as trabajadores/as y el medioambiente. En este sentido, las tecnologías no deben suponer una traba sino todo lo contrario, una herramienta para estar más cerca de la clientela, del personal y de otras empresas, estén donde estén. Además, las novedades tecnológicas químicas se traducen en avances de muchos tipos: afianzan las exportanciones, mejoran el I+D+i, facilitan el cumplimiento de los requisitos de salud y medioambiente, fortalecen la seguridad, globalizan el acceso a muchos productos y herramientas, permiten conocer mejor el mercado, etc.

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