May 202011
 

Terror, suspense y cirugía plástica son los ingredientes de la mezcla explosiva que es La piel que habito, la incursión en un cine más oscuro de Pedro Almodóvar. Una cinta que ha pillado a Cannes con el pie cambiado y con la que aspira a llevarse su primera Palma de Oro.

La película, protagonizada por Antonio Banderas, Marisa Paredes y Elena Anaya, supone un cambio radical en la trayectoria del cineasta manchego, cuyos filmes -normalmente más coloridos y alegres- han ganado dos premios en Cannes, aunque nunca se alzó con el máximo galardón.

Adaptación de una novela francesa de Thierry Jonquet, La piel que habito relata la retorcita historia de un cirujano plástico (Banderas) que desarrolla una nueva piel revolucionaria a prueba de fuego y de malaria después de que su mujer muera carbonizada en un accidente de tráfica.

La tragedia vuelve a golpear al personaje cuando su hija se suicida, lo que le lleva a una historia de venganza, reclusión y abusos. Una historia inusualmente tensa del ganador de dos Oscar y director de películas como Hable con ella, Mujeres al borde de un ataque de nervios o Volver.

Una película oscura y que invita a la reflexión, La piel que habito parte de los géneros del terror y de la ciencia ficción para explorar lo que ocurre cuando un científico pierde el contacto con la humanidad, y ofrece una adaptación libre del clásico de 1931 Frankenstein.

«Soy incapaz de respetar las reglas de los géneros. La historia de la película se puede contar de muchos modos, es una historia de supervivencia en una situación extrema que en definitiva es un tema eterno, es el tema más antiguo del mundo», dijo Almodóvar en una rueda de prensa tras la proyección para los medios.

El director confesó que se inspiró en la literatura médica mientras investigaba para la película, que plantea cuestiones sobre los peligros potenciales de nuevas tecnologías como la ingeniería genética y el desarrollo de órganos humanos en un laboratorio. «No es ciencia ficción porque estos experimentos ya existen, hay un laboratorio en Granada donde fabrican piel artificial», apuntó.

«Quería suspense pero sin gore, sin sangre. Hay muchas incisiones en la película pero no quería que fuera una película sangrienta», agregó.

Las primeras valoraciones de La piel que habito, uno de los filmes más esperados del festival junto con El árbol de la vida de Terrence Malick, fueron algo efusivas, provocando incluso una tibia ronda de aplausos tras la proyección.

La piel que habito alimenta las apuestas para la competición en Cannes, donde los pesos pesados Terrence Malick, Luc y Jean-Pierre Dardenne y el denostado Lars Von Trier han presentado películas con respuestas muy favorables de la crítica.

BANDERAS Y ALMODOVAR, REUNIDOS

Pero además la película supone el reencuentro de Almodóvar y Antonio Banderas, que trabajaron juntos por última vez en Átame en 1990, película que lanzó la carrera internacional del actor. «Estoy en casa, es como estar en casa», dijo Banderas.

El actor malagueño interpreta a un cirujano psicópata devastado por un tormento interior y con total insensibilidad al sufrimiento de su paciente, una actuación sobre la que Mike Goodridge, de la revista Screen, dijo que Banderas «nunca había estado mejor».

«Es completamente frío y este es el tipo de personaje que tenía que interpretar», afirmó Banderas. «La idea no era aterrorizarlos (a los espectadores) mostrándoles imágenes horribles, ellos sienten este malestar gradualmente».

Almodóvar reveló que presionó mucho a sus actores durante el rodaje y les animó a meterse plenamente en la piel de sus retorcidos personajes. «Hay un sentido de sacrificio de parte de los actores», dijo Banderas. «Aquí es donde él (Almodóvar) nos obliga a ir, a retratar nuestros personajes. La idea es asimilar las sensaciones y reflejar el tono general sin gesticular».

Almodóvar, un habitual en el Festival de Cine de Cannes, ganó el premio al mejor director en 1999 con Todo sobre mi madre y el premio al mejor guión en 2006 con Volver.

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