Lo que cuesta hacer buen periodismo
- FOTO DE SEAN HAWKEY
Internet ha revolucionado el periodismo. Pocos lo pueden poner en duda. La red permite hacer cosas que años atrás sólo podían soñarse. Pero también ha contribuido a infravalorar los contenidos. Nos ha puesto tanta información gratis al alcance de la mano que nos hemos empachado. Nos hemos acostumbrado a la abundancia y por eso hemos perdido la capacidad de saborear lo bueno, de degustar el periodismo gourmet. Todo nos parece igual, una noticia de agencia que un reportaje trabajado, porque todo se consigue gratis.
Y por ello también se subestima la labor del periodista, al que sólo se le pide ser un mero «cortador y pegador». Se pierde la noción del reporterismo y la información de calidad, sembrada, arada y cultivada, cosechada después de mucho trabajo. Por eso, me reconforta leer que algunos lo siguen haciendo a pesar de los pesares, como recoge Romenesko en su blog citando la conferencia del editor de la revista del New York Times, Gerald Marzorati, ante un grupo de colegas.
«Permítanme terminar la idea diciendo lo que se necesita de un redactor que escribe artículos más largos para una revista. Siempre, siempre se necesita una enorme cantidad de reporterismo. Semanas y semanas de reporterismo. Pasar horas con el protagonista de tu artículo, con la esperanza de que surja una escena que por el lugar o el diálogo nos revele quién es ese sujeto. Ir a todo tipo de sitios, esperando que en ese viaje encontremos drama y significado. Recrear minuciosamente un momento, como el del tsunami, a través de cientos de entrevistas. Es duro, todo esto es reporterismo. Las semanas, los meses. Y todo este tiempo, por supuesto, cuesta dinero. Una historia de portada de la revista del Times, sumando lo que se le paga al autor y los gastos de viaje, sin contar la edición, la verificación de datos y la fotografía, suma más de 40.000 dólares, y si es en zona de guerra mucho más. ¿Todavía tenemos el tiempo para hacer estos reportajes y leerlos? ¿Tendremos el dinero? ¿Y si el lector, es un lector de Internet, que no paga nada, quién se va a hacer cargo de las cuentas?»
No sé responder a esas preguntas porque no soy un gurú, pero he constatado con ejemplos cercanos este buen hacer periodístico, como nos contaban hace unos días en Huesca el periodista destajista Ander Izagirre, para el que un post como éste no es más «que el primer grumo de un posible reportaje» o el corresponsal de guerra David Beriain, que estuvo «tres meses en Colombia sin escribir una sola línea» hasta que pudo llegar al corazón de la selva y pasar 10 días con las FARC.
Hacer buen periodismo cuesta, pero vale lo que cuesta. Y si lo perdemos, nos costará más caro.
PD: Con estas dos últimas entradas cumplo mi cuota anual de posts serios.