No es para echarse flores
El sábado llegué a casa muy hambriento. Podría haberme echado cualquier cosa… incluso un ramo de flores, que fue lo primero que vi sobre la encimera de la cocina. Ya le iba a hincar el diente cuando vi una advertencia en el envoltorio que me disuadió de hacerlo.
Nota: Mejor comerse el pastel con forma de hamburguesa que me mandó Fede por e-mail.