El sábado se cumplieron nueve años de los atentados del 11 de septiembre, un acontecimiento que cambió el mundo y marcó de forma indeleble a un país. Lo que ocurrió aquel día es ya parte de la historia de Estados Unidos y como tal se explica en los colegios, empezando por los más pequeños.
Catita, que acaba de cumplir 6, me contaba el viernes lo que le habían enseñado en clase. Me habló del «11 de septiembre» como el día «en que empezó la guerra» y me mostró una tarea en la que resumía, a su modo, lo que les había dicho la profesora.
«Querido Dios», empezaba el texto.
«Hoy aprendimos sobre las torres gemelas que se estrellaron porque los aviones fueron capturados por los tipos malos y hubo un incendio el 11 de septiembre».
Y luego me contó que otro de los aviones se estrelló en Pensilvania, «donde vive mi amiga Grace, ¡qué horror! Pobre Grace».
Supongo que conforme vaya creciendo, el relato irá perfeccionándose, se agregarán detalles e irá perdiendo esa ingenuidad propia de una clase de primero de primaria, y entonces le contaré cómo aquel día su padre le informaba al mundo del peor atentado terrorista de la historia.