La sobrasada
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Foto de Daquella Manera
Foto de Daquella Manera
La última vez que estuve en Pamplona coincidí con N., un antiguo compañero del colegio. Estuvimos charlando un buen rato en el Café Iruña y luego dimos un paseo por Carlos III. Cuando ya estábamos a punto de despedirnos, me confesó: «Todavía me río con lo de la sobrasada». El comentario me sorprendió, pues nunca imaginé que alguien se acordaría de aquella broma quince años después.
Estábamos en una clase de Historia y el profesor explicaba con pasión la Segunda Guerra Mundial. Alguien en las últimas filas mantenía una conversación paralela hasta que el maestro se hartó, detuvo la lección e interpeló al alborotador con grandes vociferaciones: «Aquí o sobras tú o sobro yo». Se hizo un silencio eterno y, retomado el control de la situación, se reanudó la clase sin nuevos brotes sediciosos.
Llegó la hora del recreo y todos salieron a despejarse al patio excepto un compañero y yo. Nos quedamos comentando la clase hasta que nos aburrimos. Entonces reparé en la pizarra y vi un mar abierto a la expresión, un muro en blanco para la sátira en graffitti. Cogí la tiza y escribí la siguiente frase en gran tamaño: «O sobras tú, o sobro yo, o sobraSada». El Padre Sada era entonces el rector del colegio, una figura casi venerable e inalcanzable.
Conforme la gente entraba en el aula, iban estallando las carcajadas. Finalmente llegó el profesor de Historia con el semblante taciturno y algo distraído. Tan distraído que no se percató de lo que estaba escrito en la pizarra. Comenzó la clase con normalidad hasta que, en un giro inopinado, dio con sus ojos en el encerado y su mirada se quedó clavada. Tardó en reaccionar algunos segundos que para mí fueron eternos. Por un momento me imaginé expulsado del colegio, pero mi temor se disipó cuando el profesor empezó a desternillarse. No recuerdo qué pasó después, si finalmente el profesor preguntó quién había sido, o si confesé la verdad. El caso es que después de hablar con N. en Pamplona 15 años después de aquello, puedo decir que la sobrasada fue memorable.
¡Qué sobrada! ¡Y qué rica la sobrasada!
¿Y qué me dices de un sobre asado con una guarnición de sellos?
Llama poderosamente la atención la magnificencia del relato.
Efectivamente, es un relato con ley de la frontalidad atenuada, grandilocuente, hecho en piedra, hierático, policromado y con arbotantes y arcos fajones.
Vaya flashback! Oigo las pisadas sobre la tarima!
Este blog Progresa Adecuadamente.
Jajaja… muy bueno lo de «Portada». Plateresco no? Un abrazo
Ciertamente Plateresco. Plateresco y yo.