La incidencia
Ayer estaba intentando comprar un billete de avión por Internet. Después de la tediosa tarea de rellenar todos los datos personales y bancarios llegué a la página del banco donde hay que introducir el código y la contraseña. Para variar, no recordaba con precisión los ocho o nueve números de la contraseña, así que probé el primero. Error. Probé el segundo. Error. Probé el tercero. Error. Al cuarto intento, el sistema me informó que mi cuenta había quedado bloqueada. Frustración. Había que llamar al banco en España para desbloquear.
– Buenas noches, verá, estaba intentando hacer una compra en Estados Unidos e introduje mal mi contraseña y se me ha bloqueado.
– Lo sentimos mucho señor, pero tenemos una incidencia informática y no podemos hacer nada.
– … ¿No puede hacer nada?
– No señor, le repito que tenemos una incidencia informática y no podemos hacer nada.
– Ahh, caramba. ¿Y por eso no pueden arreglarlo?
– No, es que usted metió tres veces mal su contraseña y se le bloqueó su cuenta.
– (Sí, eso es lo que le dije, pensé yo) Cierto… y ¿entonces?
– Lo siento mucho, pero tenemos una incidencia. Llámenos dentro de dos horas o así.
Pasaron las dos horas o así, y preferí no llamar nunca más. Siempre he tenido pánico a las incidencias.
PD: Y si no, mirad lo que aparece en Google images cuando buscáis «incidencia».
Que aterrador que te incidan.
Sí, sobre todo porque un poquito más y te circuncidan.
A quién se le ocurre olvidarse de los números.
Un despiste lo tiene cualquiera.
Como diría A.P., «Eso quema mogollón».
Papi, y por que no les contestaste: «Incidencia, las pelotas. Vayanse a cagar»?
La verdad es que no se me ocurrió en ese momento. Pero hubiera sido muy contundente y eficaz. La próxima vez se lo diré, de tu parte.