Jun 282018
 

Cada vez que sale a relucir el tema de la prostitución se levanta una gran polémica acerca de si el gobierno debe proteger a los trabajadores de la industria de adultos. ¿Hacia dónde avanza la legislación en este sentido? ¿Qué papel deben desempeñar los gobiernos con su legislación? ¿Se deben prohibir los servicios de escorts ofertados en páginas webs y el trabajo sexual por completo?

Son muchos los que no están de acuerdo ante el castigo y persecución que se ejerce sobre las personas que dan uso de estos servicios y consideran que los esfuerzos de los gobernantes deberían ir dirigidos a una mayor regulación y encontrar la fórmula para que las personas que quieran puedan ejercer este oficio con seguridad y, en cambio, aquellos que son explotados obtengan la protección que merecen.

Y es que los tiempos avanzan, la sociedad cambia, pero el conocido como el oficio más viejo del mundo sigue generando grandes controversias.

Ejemplo de legalidad de la prostitución: el modelo holandés

Los holandeses han sabido situarse a la cabeza y ser referentes mundiales en cuanto a libertades y derechos. Valga como ejemplo que fue el primer país en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo y permitir la adopción de hijos a parejas homosexuales. Igualmente, permite la venta de marihuana y sus derivados en locales de ocio, siendo conocido por estos y otros muchos datos como el país de las libertades.

Esta alta tolerancia holandesa está intrínsecamente relacionada con su pasado. Los mercaderes y pescadores del mar del Norte fueron los encargados de fundar ciudades como Ámsterdam, donde la actividad comercial tuvo un enorme éxito desde el primer momento. En este sentido, los objetivos estaban claros desde el principio adoptándose la medida de permitir casi cualquier actividad, siempre y cuando no dañara la prosperidad de la ciudad ni alterase el orden público.

En Ámsterdam, como en cualquier ciudad portuaria, la prostitución hizo su aparición casi al mismo tiempo que los marineros. Esta actividad, siguiendo con la filosofía que habían adoptado de permisividad, fue tolerada desde el principio, e incluso llegó a  legalizarse en el año 2000, levantando la prohibición que soportaban los burdeles desde 1911.

Según el propio Gobierno holandés, el objetivo de legalizar la actividad era evitar abusos en este sector, que independientemente de que guste más o menos a la sociedad o esté mejor o peor visto, mueve cada año miles de millones de euros.

En 2014, las autoridades gubernamentales holandesas arrojaron cifras que sostenían que el negocio del sexo en Holanda supone más de 2.500 millones de euros cada año, es decir, el 0,4% del PIB, y es, junto a la venta de drogas que también está regulada, el motor principal de la economía holandesa, dejando atrás a la industria quesera.

Muy al contrario de los que muchos puedan pensar a priori, legalizar no significa desregular, más bien todo lo contrario, significa establecer y hacer cumplir una serie de normas para controlar una actividad.

En este sentido, al mismo tiempo que en el año 2000 quedó levantada la prohibición de ejercer la prostitución en burdeles, entró en vigor un nuevo artículo dentro del Código Penal holandés que convierte en punibles cualquier tipo de explotación en el ejercicio de la prostitución. También se procedió a revisar la ley para la protección de menores y la edad mínima para ejercer trabajos sexuales legalmente que subió de 18 a 21 años.  Con todos estos datos podemos afirmar que lejos de desvincularse de este negocio, la legalización comenzó a ejercer un mayor control administrativo sobre esta actividad.

Las autoridades municipales son las que se encargan de elaborar las distintas políticas en materia de prostitución y hay ciertos aspectos legales que pueden variar de una municipalidad a otra.

Sin embargo hay algunas normas legislativas iguales para todas, es decir, una legislación puede variar de una ciudad a otra, pero todas coinciden en prohibir la prostitución callejera. Con respecto a esta norma la tolerancia es cero.

Mediante un sistema de licencias se regulan los clubes, las agencias de escorts, los cines X, los masajes sexuales, los bares de intercambio de parejas… sin embargo, la exposición en escaparates como ocurre que han hecho famoso al Barrio Rojo de Ámsterdam solo está permitida en 13 ciudades holandesas.

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