Jun 292011
 

A escasos días del enlace entre el Príncipe Alberto de Mónaco y Charlene Wittstock llama la atención ver cómo este evento no suscita un gran interés entre el público y las comparaciones con la boda real británica son inevitables.

El microprincipado monegasco puede presumir de ser todo un icono en cuanto a glamour pero no de clase. Maria José Navarro, experta en bodas y directora de bodabook.com, apunta que en temas de ‘savoir faire’, la corona británica «tiene más tablas» y sabe cómo realizar «puestas en escena más importantes».

«Las tradiciones inglesas se siguen». La corona británica ha tenido una gran presencia en muchos países del mundo y es uno de los motivos por los que el público sigue siguiendo muy de cerca los movimientos de esta familia real. Mónaco, por el contrario, es un microprincipado que más que tradición real desarrolló gracias a la historia de amor de Grace Kelly una leyenda de lo más glamurosa.

Maria José además subraya la importancia del papel de los novios. Y es que si bien Guillermo y Catalina era dos jóvenes muy enamorados que hicieron realidad su sueño, Alberto y Charlene han vivido un historia muy diferente. Él pasa ya de los 50 y tiene dos hijos y Charlene ha permanecido desde el principio en un segundo plano, con lo cual «la historia de amor romántica no es la misma».

El enlace de Mónaco es de los pocos en los que parece que la novia no es la protagonista. Catalina fue el centro indiscutible de la ceremonia y la prensa seguía cada paso que daba pero ¿qué se sabe de Charlene?. «La han tenido guardada» opina Maria José, «no la hemos cogido cariño porque no hemos podido conocerla». El perfil de la novia de Alberto está falto de «personalidad».

El fallo de Mónaco, según la experta, ha sido no trabajar lo suficiente el lado humano de Charlene. Poco o muy poco se sabe de su biografía y vistiendo, a pesar de ser muy correcta, trata de pasar desarpercibida utilizando una paleta de color muy limitada, como si su máxima fuera: «Ante la duda, vístete de gris». A pesar de ser una deportista de élite, que debiera dar una imagen de fortaleza y carácter, Maria José apunta que lo que refleja es que «le puede la inseguridad» y que «no nos han dejado conocerla»

Pero, si la novia peca de discreta, ¿cuál será el aliciente de esta boda? Los invitados. Demi Moore, Karl Lagerfeld, los Casiraghi… No hay que olvidar que Mónaco es un paraíso fiscal y los asistentes más adinerados no escatimarán a la hora de invertir en moda. Maria José señala que estamos ante un evento en el que «es cuestión más de moda que de novia».

Giorgio Armani ha sido el que ha confirmado que será él quien vista a Charlene en su gran día. Para Maria José es todo un acierto. «Con Armani nunca te equivocas». El modisto preparará dos diseños: uno para la ceremonia civil y otro para la regiligiosa. Maria José espera que para la primera lleve «un dos piezas» y para el segundo, el más esperado, que sea un vestido con «más fantasía».

Habrá que esperar a ver si Mónaco tiene preparada alguna que otra sorpresa, en especial Charlene, una joven que lleva instalada en Mónaco 4 años y quien tendrá el duro papel de defender su puesta en escena cuando sea comparada con Grace Kelly, la espectacular novia que todavía sigue en la retina de los amantes de las historias de princesas.

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