Con un traje de chaqueta y pantalón de Gucci en color rojo brillante y sombra de ojos a juego, Lady Gaga entonó el Himno Nacional de los Estados Unidos en el Estadio Levi’s, minutos antes de iniciarse la final de la Super Bowl. Se trata de uno de los momentos más emotivos y significativos para el pueblo americano del evento más seguido en la televisión estadounidense.
Un honor para el artista elegido y nada fácil porque el público suele ser muy exigente con esta actuación. Pero la novia de Taylor Kinney estuvo a la altura de las circunstancias una vez más. Para muestras, las felicitaciones que recibió en redes de muchos rostros famosos, como Khloé Kardashian, Gigi Hadid, Alyssa Milano, Elizabeth Banks y de Ellen DeGeneres, que agradeció a la artista neoyorquina que se pusiera su estilismo para un momento tan especial.
Tras la primera parte entre entre los Panther y los Broncos, llegó el turno del esperado descanso, amenizado este año por la banda británica Coldplay, que cantaron un medley de tres de sus mayores éxitos musicales: Viva La Vida, Paradise y Adventure of a Lifetime, rodeados de cientos de voluntarios que llenaron de colores el terreno de juego.
Sin embargo, los grados de emoción alcanzaron el éxtasis con la salida de Bruno Mars y Mark Ronson, que hicieron bailar a todo el estadio con el éxito Uptown Funk; y Beyoncé, que dio los primeros lances de su nuevo single Formation.
Después llegó un enfrentamiento musical entre la mujer de Jay-Z y Bruno Mars, al que se unió Chris Martin, que volvió a tomar las riendas del espectáculo con Fix You, otro de los temas más conocidos de los británicos, mientras en las pantallas se ofrecía un tributo a las actuaciones de años anteriores.
Bruno, Bey y el ex marido de Gwyneth Paltrow volvieron a reunirse para entonar Up and Up al final del show. Sin embargo, no terminó ahí la cosa porque el público cantó a capella Believe In Love, momento en el que se vio especialmente emocionados a los tres artistas. Una imagen vale más que mil palabras…