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Ken Russell, el director británico de cintas como Los demonios, Mujeres enamoradas o El mesías salvaje murió a los 84 años. Norman Lebrecht, crítico musical y amigo íntimo de la familia, dijo que el provocativo director falleció el domingo pacíficamente mientras dormía.
Russell, nacido en 1927 en la localidad de Southampton, en el sur de Inglaterra, desarrolló un interés temprano por el cine debido a las veces que iba con su madre.
Comenzó su carrera detrás de las cámaras en la BBC y realizó alguna de las películas más controvertidas y violentas de las décadas de 1960 y 1970.
«Entre los muchos logros que saltan a la mente, él consiguió que el cine británico fuera menos insular y autoreferente», dijo Lebrecht en una entrada en un blog de la web ArtsJournal. «También fue una fuerza creativa principal en la historia de la televisión. Su fallecimiento será muy llorado», sostuvo.
Mujeres enamoradas, una adaptación de 1969 de la novela de D. H. Lawrence, fue un auténtico hito en su época que generó enorme polémica por una escena en la que los actores Alan Bates y Oliver Reed peleaban desnudos. La película le valió a Russell una candidatura al Oscar como mejor director y la preciada estatuilla a Glenda Jackson como mejor actriz.
Russell fue criticado por el nivel de violencia del drama religioso de 1971 Los Demonios, mientras que su mayor éxito comercial tuvo lugar tres años después con Tommy, una adaptación de la ópera rock de The Who. Los protagonistas fueron Roger Daltrey, Elton John, Jack Nicholson, Oliver Reed y otros grandes nombres del cine y la música.
Comenzó los años 80 con una inmersión en la ciencia ficción con Un viaje alucinante al fondo de la mente, una cinta con la que cosechó halagos de algunos críticos que habían reprobrado sus obras anteriores.
Su última producción de Hollywood fue La pasión de China Blue que estuvo protagonizada por Kathleen Turner, tras lo cual volvió a Europa y se tomó un descanso del cine para dirigir óperas.
Hizo algunas películas más, aunque a finales de los ochenta su estrella se había desvanecido y se centró en producciones de televisión y documentales. Su última producción como director fue La casa del terror (Trapped Ashes) en 2006.
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