El deporte español vive un momento histórico con deportistas irrepetibles como Rafael Nadal o Pau Gasol. El caso del ciclismo no es distinto a otras disciplinas y en los últimos años ha contado con nombres importantes como Alberto Contador o Alejandro Valverde. El ciclista murciano se encuentra disputando actualmente la 105º edición de la Grande Boucle con el Movistar Team con el objetivo de conseguir un triunfo en el camino que abrió Federico Martín Bahamontes en 1958, el primer español en ganar el Tour de Francia. Más allá de victorias, la carrera más emblemática del ciclismo ha sido testigo de momentos anecdóticos e inolvidables para los aficionados como el despiste de Pedro Delgado en la crono de la edición de 1989 celebrada en Luxemburgo.
Pedro Delgado fue uno de los símbolos del deporte español durante los años ochenta. El ciclista segoviano consiguió dos Vueltas a España en 1985 y 1989, aunque su triunfo más importante llegó en el año 1988 con el Tour de Francia, convirtiéndose en el primer vencedor español del Tour en quince años y el tercero hasta ese momento. Un camino que posteriormente recorrería Miguel Induráin consiguiendo cinco triunfos consecutivos entre 1991 y 1995.
Perico llegaba al Tour de Francia de 1989 como favorito después de ganar la prestigiosa carrera francesa el año anterior. El 1 de julio daba comienzo la etapa prólogo del Tour en Luxemburgo con una contrarreloj corta, de apenas 7,8 kilómetros. Todos los ciclistas se encontraban en la rampa de lanzamiento, Erik Breukink, Greg LeMond, Laurent Fignon, terminando por el irlandés Sean Kelly, el penúltimo ciclista que tomaba la salida a las 17.16. Un minuto más tarde llegaba el turno de Pedro Delgado con el maillot amarillo y el número uno a la espalda.
Pedro Delgado perdió el Tour de Francia antes de salir
La expectación ante la salida de Pedro Delgado era máxima para todas las personas presentes en el prólogo de Luxemburgo. La emoción inicial se transformó en auténtico pánico cuando pasados los dos minutos de la salida de Sean Kelly, Perico no se encontraba en la rampa de lanzamiento para iniciar la etapa. El reloj seguía corriendo y el ciclista segoviano no daba señales de vida ante los gritos de José Miguel Echavarri, director del equipo Reynolds-Banesto.
El español se encontraba alejado de los focos de la carrera, casi en un mundo paralelo a todo lo que estaba aconteciendo en la rampa de lanzamiento. En aquella época, la organización no facilitaba a los corredores ninguna zona para que pudieran calentar antes de la etapa. La única alternativa eran los rodillos, pero según reconocía el propio Pedro Delgado “por aquel entonces los rodillos eran muy peligrosos, eran tres cilindros y era complicado mantener el equilibrio si no eras muy ducho. Nadie los utilizaba en las contrarreloj”.
Ante la falta de un sitio adecuado para realizar el calentamiento, el segoviano decidió perderse por una de las calles anexas donde no había apenas tránsito. La tranquilidad del español era tal, que por el camino se encontró con el francés Thierry Marie, compañero de Laurent Fignon en el equipo Super-U, y se paró a hablar sobre el trayecto de la etapa. Una tranquilidad que tiene parte de su explicación en el reloj que llegaba Pedro Delgado, un regalo de Mario Conde como nuevo patrocinador del equipo, en el que en la esfera no estaban marcados los minutos.
Finalmente, Delgado salió con 2.40 minutos de retraso y solo perdió 14 segundos con Erik Breukink, ganador de la etapa. Sin embargo, el tiempo perdido hizo que terminara el primer día último en la general, a 2.54 el líder holandés. Una diferencia demasiado grande que se amplió en la siguiente contrarreloj por equipos. Un momento anecdótico que marcó el Tour de Francia de Perico, ya que en los primeros días su maillot amarillo se convirtió en el farolillo rojo, a 7.20 minutos de Fignon.
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