Las plantas de concreto son grandes maquinarias con las que se realizan todo tipos de trabajos relacionados con la construcción y, más concretamente, con el hormigón, elemento indispensable en cualquier obra. Sin embargo, no solo la creación y aplicación del hormigón adquiere importancia sino también el uso que se hace del mismo una vez moldeado. Es entonces cuando entran en escena las máquinas esplitadoras, aparatos sumamente desconocidos para el público en general que cumplen una función importante.
La máquina esplitadora de bloques cumple la vital tarea de cortar grandes piezas de hormigón para facilitar su uso en la construcción de diferentes infraestructuras. Para ello, esta maquinaria suele incluir potentes cuchillas que deben hacer este trabajo de forma rápida, limpia y precisa. Estos afilados elementos necesitan de la presión hidráulica para incidir con la fuerza debida para que el concreto no se desmorone ni pierda consistencia.
Sin embargo, las cuchillas de la máquina esplitadora no solo cortan de forma recta sino que además pueden confeccionar diversos dibujos sobre el bloque de concreto que pongamos a su alcance. Los edificios van evolucionando y la rectitud va dando paso a curvas, círculos, triángulos y dibujos imposibles. Todos ellos han de ser moldeados y es en esa misión en la que intervienen las cuchillas de este tipo de maquinaria, eliminando el hormigón sobrante y permitiendo adaptar la pieza a cualquier disposición que nos exijan los planos del arquitecto que asumió el diseño de la infraestructura.
Los avances no se quedan ahí y van siempre un paso por delante de lo que podríamos imaginar. Así, actualmente podemos encontrar en el mercado esplitadoras automáticas que se encargan de completar el trabajo por sí solas, después de recibir determinadas órdenes a través del ordenador. Se trata de una especie de impresoras en 3D que dibujan los bloques de hormigón de los edificios y que son capaces de dibujar cualquier forma geométrica que demandemos, por complicada que sea. Esta maquinaria, no obstante, se encuentra todavía en periodo de probaturas y es sumamente difícil de encontrar en el mercado, aunque los arquitectos más importantes del planeta las tienen al alcance de la mano para completar sus proyectos.
Esta es la prueba inequívoca de que el arte y la flexibilidad lo inunda todo, pocas cosas permanecen en nuestros días como lo hacían hace unos años y la necesidad de cambio y renovación lo copa absolutamente todo. Si durante años el mundo de la construcción optó por mantener la rectitud y la sobriedad, hoy en día ni siquiera las viviendas se libran de las decenas de miles de probaturas e innovaciones estéticas que los arquitectos, más artistas que ingenieros, pretenden aplicar. Pero este proceso no es solo una caprichosa moda pasajera sino que las máquinas esplitadoras sirven también para confeccionar edificios más flexibles, móviles y por tanto resistentes a la fuerza de las inclemencias meteorológicas como por ejemplo terremotos, inundaciones e incluso tsunamis. En estos casos el manejo del hormigón resulta clave y no ha de ser visto como algo compacto e inamovible sino casi como plastilina que puede y debe ser moldeada.
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