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La idea de hacerse un tatuaje para toda la vida ha cambiado, así lo demuestra el hecho de que hayan aumentado un 30 por ciento las consultas sobre la eliminación de tatuajes en los dos últimos años; al arrepentimiento y los motivos laborales, se suma el aumento de casos de menores de edad tatuados que acuden obligados por sus padres.
No hay una estimación clara de qué población podría llevar un tatuaje, ni quienes han decidido eliminarse el tatuaje, lo que sí parece por las consultas que han recibido desde la Unidad de Dermatología de la Clínica Ruber es que hasta un 60 por ciento de las personas que se realizan uno, se arrepiente a los 5 años de habérselo hecho.
Y es que, recuerda el dermatólogo de la Clínica Ruber, el doctor Ignacio Sánchez Carpintero, muchos de los tatuajes que se realizan se hacen por impulso, lo que convierte el arrepentimiento en el principal motivo.
«Los pacientes que suelen venir para que se elimine un tatuaje se encuentran en la franja de los 16 a 35 años», y, «aunque es más frecuente tratar a pacientes de entre 20 y 30 años», ha aumentado un grupo menor de edad que llega a las consultas acompañado de sus padres o tutores, quienes solicitan la eliminación del tatuaje «lo antes posible», porque se ha realizado sin su consentimiento.
Del grupo que se arrepiente, normalmente entre 20 y 30 años, se encuentran los que quieren eliminar un tatuaje de un lugar visible porque puede dificultar su acceso al mercado laboral, y, por otra parte, los que se han realizado tatuajes que quieren ‘olvidar’, es el caso de fechas o nombres.
No obstante, generalmente se trata de dibujos pequeños hechos en la adolescencia, nombres o fechas que recuerdan momentos especiales o grandes tatuajes que, quizá no se quiere eliminar, pero que san los que suponen mayor obstáculo en el terreno laboral.
Al tratarse de diseños muy diferentes, cada uno tiene características concretas que condicionarán el éxito del tratamiento a la hora de eliminarlos con laser. «Se sabe que cuánta más tinta, más difícil es de eliminar; que los tatuajes profesionales son más complicados de borrar que los ‘amateur’; o que la profundidad es un factor negativo para los buenos resultados del laser», explica.
Uno de los factores que determina la eliminación correcta del tatuaje es la tinta utilizada en los dibujos. Mientras que los colores negros y azules oscuros absorben adecuadamente la longitud de onda de la luz emitida por el láser, el amarillo, el naranja o el verde, son más complicados de erradicar ya que contienen oxido de titanio o zinc y su composición es variable.
Del mismo modo es importante saber cuándo se hizo el tatuaje ya que los dibujos más viejos son más difíciles de borrar porque las partículas de tinta van penetrando en capas más profundas de la piel. Además, si está localizado en manos o pies el proceso resulta más complicado debido a la diferencia del flujo sanguíneo, no tanto por el uso del laser que no presenta problemas para ser usado en cualquier parte del cuerpo.
Sin embargo, además de los factores relacionados con las características propias del diseño, existen otra serie de cuestiones ajenas a este tema y que influyen de forma determinante en el proceso de eliminación de un tatuaje, es el caso del tabaco; si se es fumador se pueden reducir hasta un 70 por ciento las probabilidades de eliminarlo con éxito, ya que «retrasa el proceso de cicatrización».
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