El Real Madrid exhibió de nuevo su poderío como local tras golear este domingo por 6-0 al Espanyol en el Santiago Bernabéu, donde ofreció la versión que bajo el mando de Zinédine Zidane ya había aplicado al Deportivo de La Coruña y el Sporting de Gijón, con un primer cuarto de hora demoledor que arrolló a un rival otra vez zarandeado como en Cornellá-El Prat en septiembre.
Apenas hubo partido en el coliseo blanco. El conjunto madridista repitió la receta de sus últimos partidos al amparo de su público, lejos de la más timorata y sin su exuberancia goleadora que arrastra en sus últimas salidas como visitante, y el equipo de Constantin Galca, demasiado endeble en su puesta en escena, nada pudo hacer, llevándose otra media docena de goles como le sucedió en su feudo.