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Los ministros de Economía de la eurozona han logrado, tras una maratoniana jornada final de 12 horas de negociaciones, un acuerdo político para crear un mecanismo único de liquidación de bancos en crisis, que empezará a funcionar en 2016. El acuerdo será ratificado este jueves por los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintiocho en la cumbre que empieza en Bruselas.
Se trata del segundo pilar de la unión bancaria, cuyo objetivo es acabar con la fragmentación financiera en la eurozona y romper el vínculo entre Estados y bancos. La próxima presidencia griega debe iniciar ahora las negociaciones con la Eurocámara con el fin de cerrar un texto final antes del fin de la legislatura, en mayo de 2014.
El compromiso aprobado por el Ecofin diluye la propuesta inicial de la Comisión y se ajusta a las exigencias de Berlín, que rechaza pagar por los problemas de la banca de otros Estados miembros.
«Es un gran día para la unión bancaria», ha dicho pese a todo el comisario de Servicios Financieros, Michel Barnier. «Los contribuyentes ya no pagarán la factura cuando los bancos cometan errores. Hemos puesto fin a la era de las operaciones de rescate masivas», ha resaltado.
El acuerdo crea un fondo europeo único para financiar quiebras y reestructuraciones, que se nutrirá de aportaciones de los bancos. El fondo alcanzará una dotación de 55.000 millones de euros en un plazo de 10 años.
Pero en un primer momento, estará formado por compartimentos nacionales y sólo se convertirá en un fondo europeo único tras un periodo transitorio de 11 años, con una mutualización progresiva a un ritmo del 10 por ciento al año. Ello significa que, mientras el primer año cada país deberá asumir las pérdidas de su banca, su aportación disminuirá gradualmente a medida que aumenta la contribución de los compartimentos de otros países.
Además, para poner en marcha este fondo deberá firmarse un nuevo Tratado intergubernamental, al margen del derecho comunitario, que tiene que negociarse antes del 1 de marzo de 2014, algo que ya ha sido denunciado por la Eurocámara, que ha amenazado ya con hacer descarrillar las negociaciones.
Para el periodo de 10 años que tardará en construirse el fondo, el Ecofin ha acordado una red de seguridad que minimiza el uso del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), tal y como quería Alemania. Así, si falta dinero se recurrirá primero a ayudas públicas nacionales, a préstamos de otros compartimentos nacionales y al MEDE como último recurso, con un programa de rescate bancario similar al español.
Por lo que se refiere al periodo posterior a 2026, el Ecofin todavía no ha decidido cuál será la red de seguridad, pero la mayoría de ministros apoya dar al fondo de resolución la capacidad de endeudarse en el mercado con el aval de los Estados miembros, según han informado fuentes europeas.
El mecanismo único de resolución no cubrirá a los 6.000 bancos de la eurozona, como proponía la Comisión y respaldaba la mayor parte de Estados miembros, sino sólo a los 330 más importantes (los 130 supervisados por el BCE más otras 200 entidades transfronterizas). Alemania logra así como pretendía dejar fuera a sus cajas de ahorro.
COMPLEJO SISTEMA DE TOMA DE DECISIONES
El acuerdo establece además un complejo sistema de toma de decisiones para liquidar un banco que ya ha sido criticado por la Comisión y por el Banco Central Europeo (BCE) por considerar que no podrá responder a situaciones de emergencia. Pero la última palabra la tendrán los Gobiernos y no Bruselas, como reclamaba Berlín.
Las decisiones sobre el cierre de un banco serán preparadas por un consejo de resolución, en el que estarán representados los Estados miembros. Entrarán en vigor 24 horas después de su adopción, salvo que los Veintiocho, actuando por mayoría cualificada sobre una propuesta de la Comisión, pida cambios.
El consejo de resolución estará formado por un director ejecutivo, un directorio de cuatro miembros y los representantes de las autoridades nacionales de resolución (como el FROB en España) de todos los países participantes. Ejercerá sus funciones en formato plenario o ejecutivo. La mayoría de las decisiones se prepararán en la sesión ejecutiva, compuesta por el directorio y los representantes de los Estados miembros afectados por la decisión.
No obstante, la sesión plenaria será la responsable de las decisiones que impliquen una asistencia que supere el 20 por ciento del capital del fondo u otras formas de ayuda, como recapitalizaciones bancarias que superen el 10 por ciento de fondos, así como de decisiones que requieran el acceso al fondo una vez que ya se hayan usado 5.000 millones en un año de calendario. En estos casos, las decisiones se adoptarán por una mayoría de dos tercios de los miembros del consejo que representen al menos el 50 por ciento de las contribuciones.
La sesión plenaria, por mayoría simple, podrá vetar la autorización al fondo para endeudarse y las decisiones para mutualizar ayuda en la liquidación de un grupo con sucursales tanto en países que participen en el mecanismo como en los que quedan fuera.
El consejo de resolución aplicará las nuevas reglas que obligan a imponer pérdidas a accionistas y acreedores, incluyendo bonistas sénior y grandes depositantes, en caso de crisis bancaria, también para minimizar los costes de los contribuyentes.
Con este acuerdo se completa la arquitectura básica de la unión bancaria. El primer pilar, que consiste en convertir al Banco Central Europeo (BCE) en supervisor único de la banca de la eurozona, ya se ha aprobado y comenzará a funcionar en noviembre de 2014.
El tercer pilar, la creación de un sistema europeo de garantía de depósitos, se ha aplazado indefinidamente por la oposición de Alemania a avalar los depósitos de otros Estados miembros. Pero la presidencia lituana y la Eurocámara acaban de aprobar reforzar los sistemas nacionales de garantía de depósitos.
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