Mar 022012
 

Cerca de 47 millones de iraníes están llamados a votar este viernes en las elecciones parlamentarias en Irán que son vistas como una batalla potencialmente decisiva en la lucha entre los radicales políticos y religiosos pero que no se espera que provoquen un cambio en la tensión que mantiene el país con Occidente por su programa nuclear.

Estas serán las primeras elecciones desde las controvertidas presidenciales de 2009, que llevaron a ocho meses de sangrientas protestas por parte de los iraníes que reclaman reformas y que rechazaban la victoria del presidente, Mahmud Ahmadineyad.

Los principales reformistas no participarán en las elecciones y el resultado es poco probable que fuerce un cambio en la política nuclear del país, por lo que el principal significado de los comicios es la pugna entre las dos facciones radicales rivales, los fieles al líder supremo del país, el ayatolá Alí Jamenei, y los partidarios del presidente Ahmadineyad.

«Ambas partes tienen los dedos en el gatillo y están preparadas para disparar. Dejarán las armas en el suelo si llegan a un compromiso», subraya el analista político Hamid Farahvashian.

El resultado demostrará cuál de los dos bandos es más fuerte y tendrá un impacto en las elecciones presidenciales previstas para el próximo año.

El clero necesita una alta participación para demostrar su legitimidad y popularidad, que quedó seriamente dañada tras las elecciones de 2009 y las consiguientes protestas antigubernamentales.

«Sin dejar nada al azar, los partidarios de Jamenei necesitan una mayoría en el Parlamento para obstruir las probables opciones de los aliados de Ahmadineyad de ganar las elecciones de 2013», explica Farahvashian.

Según esta analista, un Majlis (Parlamento) crítico debilitaría a Ahmadineyad y sus partidarios para el resto de su mandato.

«BOFETADA» A OCCIDENTE
Quizá por ello Jamenei hizo un llamamiento este miércoles a la población a participar en las elecciones para dar «una bofetada en la cara» a las potencias occidentales y combatir su «arrogancia».

«Con la gracia de Dios, la nación iraní dará a la arrogancia global una bofetada en la cara en las elecciones del viernes», afirmó en un discurso en Teherán ante miles de personas.

El líder supremo del país advirtió de que esta «bofetada» puede ser mayor incluso que la de la Revolución Islámica de 1979 y subrayó que «en todos los países, una alta participación demuestra la vigilancia del pueblo y su apoyo al sistema».

Así, Jamenei llamó a los iraníes a no hacer caso de la «propaganda masiva» que aboga por que los ciudadanos no participen y les instó a tomar partido en los comicios para hacer fuerte al régimen de los ayatolás.

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