Oct 272011
 

Los líderes de los países de la eurozona han alcanzado este jueves tras diez horas de negociaciones un acuerdo con la banca para que asuma pérdidas del 50%, cifra que equivale a 100.000 millones de euros, sobre los bonos griegos que tienen en su balance, según han informado fuentes europeas.

El objetivo de esta quita es reducir el nivel de deuda de Grecia al 120% del PIB de aquí a 2020, según ha dicho la canciller alemana, Angela Merkel, frente al 180% al que estaba previsto que llegara en 2012.

El impago parcial de la deuda griega es uno de los tres pilares del plan aprobado por la cumbre del Eurogrupo para combatir la crisis de deuda. Los jefes de Estado han acordado además reforzar el fondo de rescate hasta un billón de euros y recapitalizar la banca con 106.000 millones.

Las negociaciones se han prolongado hasta bien entrada la madrugada por la resistencia de la banca a ir más allá del impago del 21% que se acordó en julio. La postura inflexible de los bancos ha obligado a Merkel y al presidente francés, Nicolas Sarkozy, a implicarse personalmente en las discusiones.

A cambio de esta reducción del nivel de deuda de Grecia, Merkel ha reclamado que la UE establezca una supervisión permanente sobre el país para garantizar que lleva a cabo las reformas comprometidas para recortar su déficit y mejorar su competitividad.

Para evitar que la quita de Grecia empeore el contagio a la crisis de deuda de España e Italia, los líderes europeos han acordado también apalancar el fondo de rescate de 440.000 millones de euros para que alcance una potencia de un billón de euros.

Esta cantidad se logrará sin aumentar las garantías que aportan los Estados miembros y sin recurrir al Banco Central Europeo (BCE), como exigía Alemania. El fondo se utilizará para avalar parte (entre el 20% y el 25%) de las nuevas emisiones de deuda de Italia y España en lugar de comprar directamente los bonos.

De este modo se multiplicaría por cuatro la potencia de fondo, teniendo en cuenta que en realidad sólo quedan alrededor de 250.000 millones tras los compromisos asumidos con Grecia, Portugal e Irlanda.

Además, los líderes han aprobado crear un vehículo especial garantizado por el fondo de rescate y en colaboración con el Fondo Monetario Internacional (FMI) con el objetivo de atraer inversiones de países emergentes como China para comprar bonos de países con problemas. De momento no se ha estimado cuántos fondos podrían lograrse con este instrumento.

El director del fondo, Klaus Regling, viajará esta semana a China para buscar inversores mientras que Sarkozy tiene previsto llamar al presidente chino, Hu Jintao.

Además de este refuerzo del fondo de rescate, el gobernador del Banco de Italia, Mario Draghi, que asumirá la presidencia del BCE el 1 de noviembre, ha anunciado este miércoles que seguirá con la política de compra de bonos de la entidad.

RECAPITALIZACIÓN BANCARIA

El tercer pilar del plan para combatir la crisis de deuda es la recapitalización de la banca con 106.000 millones de euros para que resista a la crisis. De esta cantidad, la cuarta parte, 26.000 millones corresponden a las entidades españolas.

El Gobierno ha asegurado que la factura acabará reduciéndose a 17.000 millones porque se tendrán en cuenta los bonos convertibles, y las entidades españolas cuentan con obligaciones de este tipo por valor de 9.000 millones.

Las entidades tendrán de plazo hasta el 30 de junio de 2012 para alcanzar un ratio de capital de calidad del 9% para que puedan resistir a la crisis de deuda de la eurozona. Los bancos deberán alcanzar este ratio tras valorar a precio de mercado la deuda pública que tienen en su cartera. En el caso de España, ello supone una depreciación de menos del 3%, según Moncloa.

Hasta que no logren el capital exigido, las entidades estarán sujetas a «limitaciones por lo que se refiere al pago de dividendos y bonus», según figura en las conclusiones aprobadas por los jefes de Estado y de Gobierno de los 27.

Para alcanzar el umbral exigido, «los bancos deben usar primero fuentes privadas de capital, incluyendo la reestructuración y conversión de instrumentos de deuda en capital». «Si es necesario, los Gobiernos nacionales deben prestar ayuda, y si este apoyo no está disponible, la recapitalización deberá financiarse vía un préstamo del fondo europeo de estabilidad financiera», destacan las conclusiones.

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