Tiempo…el suficiente

y sabrán por qué volvimos a través de los campos magnéticos y el viento solar,
ocultos por el barro y los deshechos, entre ladrones de máquinas desahuciadas.

Sobre la mortaja de coches antiguos cruzan el ocaso los trenes que hunden su grito imantado bajo la noche de las ciudades.

Serpientes de neón estallan por las fachadas buscando el calor-sudor que evaporan fotos naufragadas en oscuras habitaciones de hotel.

Por el gesto-contraluz de maniquíes congelados bajo las escaleras del Bradbury, penetran escalofríos de agua, sombra y anuncios flotantes de Off-World.

Donde el vértigo de los edificios infinitos apaga la caída de las estrellas, y las pantallas urbanas acarician el sueño de palomas muertas por lo más altoazul de las tinieblas.

Llueve sobre la mirada de aquellos que buscan vida, que se defienden de la angustia, del miedo, de la incertidumbre… con la risa y el llanto que han podido robar en los catálogos de emociones.

Tiempo…el suficiente

y sabrán hasta dónde nos llegó la mirada.

Qué fríos cuadrantes del espacio no pudimos abarcar con un gesto.

Qué planetas no orbitaban la esfera de nuestro asombro.

Qué aire perdido entre las calles
no nos hablaba.

Qué niebla
no arropaba nuestra huida.

Es toda una experiencia vivir con miedo,
si, los ángeles ígneos cayeron sobre el tráfico, por la cara oculta de los rascacielos, con el corazón cargado de lágrimas a punto de tormenta.

Por la espalda de los templos viajan ascensores al cielo.
Por la ceguera bifocal que examina la estadística de la desazón.

Jugando al ajedrez con el futuro escapamos hacia la nada
sobre el dios cobarde del padre muerto.

Tiempo…
El suficiente,

y sabrán por qué matábamos y moríamos
con el mismo aullido,
con el mismo ansia,
con la misma fiebre,
con la misma desesperación,

con que nos comíamos la piel de los besos.

 

One Response to Replicantes

  1. Delia Aguiar dice:

    Hoy aún mejor.
    Me identifiqué con esto:
    el corazón cargado de lágrimas a punto de tormenta.
    Besos.