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Esta generación del FC Barcelona ya tiene su remontada histórica gracias a la victoria ante el AC Milan (4-0) en la vuelta de octavos de final de Liga de Campeones, que hizo inútil el 2-0 de la ida en San Siro en un escenario en el que apareció el mejor Barça, que volvió a tiempo, para sellar un pase a cuartos merecido por el esfuerzo desplegado y por la entrega no sólo del equipo sino de la afición blaugrana.
Era complicado ganar por 3-0 a todo un histórico europeo como el AC Milan, que en la ida ya se encerró en un ‘catenaccio’ que iban a repetir en el Camp Nou, pero el Barça salió a morder, a demostrar que siguen teniendo hambre de títulos, que quieren volver a Wembley y, para ello, había que hacer lo que hicieron, poner contra las cuerdas a los ‘rossoneri’ jugando con intensidad, presión, fuerza y sobre todo cabeza.
Con un trabajo encomiable que fue la mejor reconciliación posible con los culés más pesimistas y exigentes, el Barça fue poco a poco poniendo las bases de una remontada que se puso de cara con el primer gol de Messi, que se igualó en el minuto 40 con el doblete del argentino y que se culminó gracias al ‘Guaje’ Villa, se consolidó con una defensa férrea y con criterio y se confirmó con el gol de Alba en el descuento, en la contra, dejando sentado a un abatido Abbiati que evitó irse con más goles en contra.
Y es que el Barça salió como prometió en la semana previa a este choque, a por todas pero jugando con cabeza. Así, desplegó una gran presión en la línea defensiva del AC Milan, que se veía obligado a regalar el balón cuando no era el propio Barça quien lo recuperaba. Además, a diferencia de la ida, la intención era clara con el balón en los pies: ir hacia Abbiati.
Con un ambiente de gala y el equipo entregado así desde el primer minuto, el partido empezó cumpliendo los mejores pronósticos para los blaugrana, que gracias a su referente Leo Messi puso el 1-0 y encendió más a los suyos. El argentino, que rompió el gafe con los equipos italianos, puso en la red un fortísimo disparo tras asociarse con Xavi en la frontal, dejando a Abbiati como una estatua.
El gol no cambió al Barça pero tampoco el guión de los italianos, que no querían venirse abajo ni perder la referencia defensiva con su línea de cuatro y tres mediocentros metidos atrás, más para destruir que para crear pese a la presencia de Montolivo. El Barça, que mordía en cada acción, fue autorregulando sus fuerzas pero sin perder de vista la portería de Abbiati, quien se desquitó con dos grandes paradas a disparos de Iniesta, en una volea lejana que acabó en el larguero tras tocarla con los dedos, y de Xavi, cuyo disparo envió a córner.
Roura, que hizo como prometió que los suyos jugaran con cabeza, no tuvo que dejarse la voz pues los propios Xavi e Iniesta se hicieron con el comando del partido y empezaron a mover más el balón en horizontal, haciendo que los suyos recuperaran el aliento tras un inicio eléctrico y sin pausa. Con el modo diésel en marcha, el Milan intentó desperezarse y salir de su cueva, aunque sin dejar la puerta abierta atrás.
Dispuso el Milan de dos contras, una de ellas de las que acordarse con lamentos. Primero El Shaarawy, el más activo de los suyos en los primeros 45 minutos, y luego Niang, que la envió al palo, no pudieron atinar. Sobre todo el francés, solo ante Valdés tras un mal despeje de Mascherano, pudo casi sentenciar la eliminatoria, pero erró en un momento clave.
Y si estas eliminatorias se deciden por detalles, éste fue tan crucial como el hecho de que el verte con 1-1 te da alas para poner el 2-0. En esto creyó el Barça y la fe dio resultados, pues Messi volvió a usar su precisa pierna izquierda para, tras recibir esta vez del genio Iniesta, volver a superar a Abbiati y dar todo un hachazo a los ‘rossoneri’, que en el minuto 40 vieron como el Barça igualaba la eliminatoria.
Este acordeón en cuanto al despliegue físico de los blaugranas se repitió en la segunda parte, con el matiz de que esta vez salieron al terreno de juego con más temple al verse, entonces, clasificado. Messi, ‘enchufadísimo’, tuvo una ocasión pero el relevo goleador lo cogió David Villa, que sigue reivindicándose.
Además de estar en su sitio abriendo huecos y atrayendo defensores para ayudar a sus compañeros, convirtió en gol la primera ocasión clara que tuvo. Recuperó Mascherano, que la dio a Iniesta, este se asoció con Xavi y, el de Terrassa, envió un pase teledirigido al asturiano para que este viera la posición de Abbiati y le superara con maestría y colocación.
JORDI ALBA SENTENCIA
Ya con 3-0, sabiendo que un gol ponía en cuartos al Milan, Roura dio entrada a Puyol y Alexis por los cansados, tras un gran partido, Mascherano y Villa. No obstante, Allegri respondió con la entrada de Robinho, Muntari y Bojan, que regresaba al Camp Nou. Precisamente fue el de Linyola quien a punto estuvo de liarla en casa, pues una gran jugada suya en el minuto 81 no acabó en gol de los italianos por una intervención crucial de Alba.
Tras llegar al 3-0 de la remontada, el Barça intentó cerrar el partido con el balón pero el Milan, ‘perro viejo’ pese al cambio generacional, no bajó los brazos y dio algún susto. El partido se convirtió en un frontón con el Milan tirando líneas arriba para intentar encontrar la vía épica al gol, pero el Barça no se puso nervioso y se mantuvo firme atrás, corriendo al contragolpe en un intercambio tardío de papeles que propició a los catalanes, con el postrero gol de Alba a la contra para acabar la fiesta de la mejor manera.
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