Feb 082013
 

El Fernando Buesa Arena ha acogido un homenaje al baloncesto entre el FC Barcelona Regal y el Real Madrid que se ha decantado del lado azulgrana en el partido inaugural de la Copa del Rey de Vitoria (108-111), un vibrante choque que el líder de la Liga Endesa tuvo casi ganado por un momento y que necesitó de dos prórrogas para decantarse, personificado en duelo de anotadores entre Pete Mickeal (26 puntos) y Sergi Llull (23).

Al inicio del partido todos los focos apuntaban a Rudy Fernández y Juan Carlos Navarro, pero ambos parecían molestos con el fogonazo de luz, igual que estaban molestos con sus respectivas mermas físicas, la mano del balear y la pierna del catalán. Con dos banquillos tan floridos, pocas dudas había de que alguien tomaría sus testigos, y la respuesta a la incógnita no fue una sorpresa para ninguna de las ocho aficiones llegadas hasta Vitoria: Nikola Mirotic (17 puntos) y Mickeal.

Tras un buen comienzo del Barça (0-5), el hispano-montenegrino zarandeó a su antojo la defensa de Wallace y encadenó ocho puntos para recomponer a su equipo (11-7), pero Mickeal no dudó ante el envite y danzó con soltura por la media distancia, ya fuera tirando o aprovechando los amagos para penetrar con decisión (11-14). Tras un reverso felino de Marcelinho, la primera ‘bomba’ de Navarro sellaba la superioridad azulgrana en el primer parcial (18-25).

Al inicio del segundo cuarto, dos zarpazos al aro de Jawai, coreados por la afición ‘culé’ al ritmo de ‘The Cranberries’, estiraba la renta hasta el techo de los nueve puntos (23-32). El Barça pisoteaba en la pintura a su rival, que enseguida movió la artillería hacia al perímetro para reengancharse al partido: había comenzado la batalla total, a a campo abierto.

En esa pelea de patio de colegio en la que todo vale, Pablo Laso contaba con un chaval que pega más rápido que nadie. Los triples de Jayce Carroll, engarzados por la fe de Slaughter, noquearon a su adversario y la vuelta de Mirotic devolvió la ventaja al líder de la Liga Endesa (35-34).

Al primer ‘alley-oop’ de Rudy sucedió el primer acierto de tres de Navarro (39-44), que le convertía en el máximo triplista en la historia de la Copa, y, entre todos, se movía Lorbek, letalmente silencioso como siempre -10 puntos en la primera parte-. Una canasta de Draper sobre la bocina bajaba a tres puntos la desventaja blanca al descanso (46-49).

EL PARTIDO SE DESBOCA HASTA LA HEMEROTECA
Rudy vio cómo Navarro comenzaba la segunda parte en el banquillo, cogió el foco de luz y lo apuntó hacia él con un triple que ponía a su equipo por delante, pero Mickeal seguía empeñado en ser el tipo más elegante de la alfombra roja entre tanto ‘glamour’, como demostró relanzando a su equipo hacia un parcial de 0-10 que volvía a manchar el traje blanco (51-59).

El primer cabeza de serie tenía que arremangarse a la par que se afeaba el partido y lo hizo apretando los dientes en ataque, provocando faltas y royendo a su rival desde el tiro libre. La misión quedó medianamente cumplida antes del último cuarto, que encaró con cuatro puntos de desventaja (60-64).

La fase decisiva se iniciaba con el candidato al ‘Oscar’ a mejor actor en máximo peligro: cuarta falta de Mickeal con ocho minutos por disputar, aunque Xavi Pascual decidió dejarle en pista. Al instante resurgía el brazo de Carroll para poner a su equipo de nuevo por delante (67-66) y Navarro en el banquillo, viendo taciturno cómo se empezaban a encoger muñecas a ambos lados de la cancha.

Sendos triples espectaculares de Wallace y Llull dejaban todo por vender a falta de dos minutos (73-73). Navarro volvía a la cancha. Allí le esperaba Rudy. La tuvo Llull. La tuvo Mickeal. Acertó Tomic desde los tiros libres. Acertó Mirotic para empatar a 77. Falló Tomic. Y en la última posesión, Llull falló el triple en el último suspiro condenando el partido a la prórroga.

Surgió en el tiempo extra la figura de Tomic (20 puntos, 11 rebotes), cada vez más agrandado ante su ex equipo, dominando las dos zonas. El Barça amagó con sentenciar (79-85), pero los cinco puntos Rodríguez y el triple de Llull que esta vez sí entró resucitaron al equipo blanco (89-87). El aro, hasta entonces un océano, se le hizo un vaso de chupito a Mickeal pero, cuando todo parecía perdido para el Barça, a Lorbek, al asesino silente, le llegó el balón tras un tiro libre fallado adrede por él mismo y anotó de media distancia para empatar a falta de ocho décimas (93-93).

Segunda prórroga de una durísima batalla, para entonces ya con caídos como los eliminados Reyes o Mirotic. Las parejas Mickeal-Tomic y Rudy-Llull se repartían la carga de un partido desenfrenando, convertido cada vez más en un homenaje al baloncesto puro, casi en una regresión a la infancia, a la diversión del patio para gente con cara de niño como Oleson, que puso tres puntos arriba a su equipo (103-106) con la última posesión para los blancos. A Llull le volvió a salir cruz y se cerró el telón de un espectáculo grandioso.

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