El presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), Miguel Cardenal, ha entregado este miércoles la Medalla de Oro de la Real Orden del Mérito Deportivo a título póstumo al hijo del entrenador Manolo Preciado «en reconocimiento al legado» de su padre, en un acto celebrado en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander.
Al acto acudieron, además de Miguel Cardenal, el presidente del Gobierno de Cantabria, Ignacio Diego; el presidente del Parlamento regional, José Antonio Cagigas; el delegado del Gobierno en la Comunidad Autónoma, Samuel Ruiz, o el alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, junto al rector de la UIMP, Salvador Ordóñez, y la viuda del entrenador, Arancha Arbolí, y su hijo, Manuel Preciado.
Además, estuvieron presentes el director general de Deportes del Gobierno de Cantabria, Javier Soler; los concejales del Ayuntamiento de Santander Luis Morante, Santiago Recio, Marta González Olalla, José María Fuentes-Pila o Eugenia Gómez de Diego, y los diputados Miguel Ángel Revilla y la atleta Ruth Beitia.
Igualmente destacó la presencia del presidente de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), José Luis Astiazarán; del miembro de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) Jesús Barbadillo; del presidente de la Federación Cántabra de Fútbol, José Ángel Peláez, y jugadores, compañeros y representantes de equipos en los que estuvo Manolo Preciado, caso del Racing, Gimnástica de Torrelavega y el ex futbolista y delegado del Sporting Enrique Castro ‘Quini’.
Miguel Cardenal señaló que Preciado fue un hombre «valiente» que se ha convertido en un «espejo» en el que pueden mirarse «todos aquellos que quieran dedicarse a entrenar a un equipo de fútbol». «Dejó su sello, su personalidad y su bondad en todos los clubes a los que dirigió. Manolo forma parte de la historia del fútbol español con letras de oro», afirmó el presidente del CSD.
Cardenal subrayó que el entrenador cántabro era un hombre «imprescindible» que dejó una «profunda huella» en todos aquellos que lo conocieron o trabajaron con él. «Encarnaba los referentes del fútbol auténtico. En momentos difíciles como los que vive actualmente la sociedad hace falta gente así para que el deporte profesional siga siendo tal y como él lo vivió», concluyó.
Su esposa se mostró emocionada y agradeció una distinción que, según ella, reconoce «no solo la trayectoria profesional» del entrenador sino «a una persona extraordinaria» que fue un «ejemplo de optimismo» y que sigue «dando luz a todos los que le recuerdan».
Por su parte, el rector de la UIMP, que transmitió su «más sentido pésame» a la familia, destacó los valores que imprimía Preciado en su trabajo, tales como «el apoyo mutuo, el compañerismo o la capacidad de superación». Del mismo modo, Ordóñez manifestó su voluntad de «poner el máximo empeño» para que estas enseñanzas puedan ser transmitidas a los alumnos de la institución que dirige «como elemento de formación integral, tan necesario en los momentos actuales».
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