El FC Barcelona no ha podido arañar un mejor resultado esta noche en San Siro (0-0) y regresa a casa con la sensación de haber dominado un gran partido de Liga de Campeones pero sin el acierto necesario, por lo que será en el Camp Nou donde se decida el ganador de estos cuartos de final entre dos históricos europeos que estuvieron a la altura de lo esperado.
Con un duelo muy intenso de inicio a final, con el Milan yendo a rachas hacia la portería de Valdés, si bien con peligro en contadas ocasiones y en la primera parte, y un Barça de menos a más que impuso su juego de toque pese a un terreno de juego lamentable, los blaugranas no cesaron en su empeño de conseguir un gol, como en las últimas ocasiones de Messi, Tello y Xavi en los últimos cinco minutos, sin poder abrir la lata.
Valdés estuvo muy seguro pero tuvo menos trabajo que un Abbiati que rechazó todo lo que llegó a sus dominios, por lo que si algún equipo se va con el mal sabor de boca de poder haber tenido más premio es el Barça, que ahora tendrá que salir a por todas en un Camp Nou que esta temporada, en fase de grupos, vio como los milanistas conseguían un 2-2 que, de repetirse, colocaría a los de Massimiliano Allegri en semifinales.
Esta noche, en un duelo muy distinto al 2-3 de entonces, hubo claro dominio del Barça pero con las ocasiones más claras al inicio para el Milan, sobre todo con el uno contra uno de Zlatan Ibrahimovic ante un excelente Valdés, la primera parta del encuentro fue para disfrutarla pese a la no materialización de las ocasiones y al estado de un terreno de juego lamentable, más parecido a una pista de patinaje que al césped que debió haber tenido el espectáculo ofrecido por italianos y catalanes.
Pero más allá de resbalones varios, el fútbol se mostró en San Siro. El Milan empezó muy fuerte, mordiendo arriba y a punto de aprovechar vía el recuperado Robinho un error defensivo del Barça, por suerte el último. El brasileño envió a las nubes su disparo, como más tarde Boateng, siendo ‘Ibra’ el más peligroso pese al férreo marcaje de su ex compañero Gerard Piqué.
Una vez el Barça se adueñó del balón, más tarde de lo que acostumbra a hacer, el Milán se fue metiendo atrás, cerrando filas en defensa en torno a su portero Abbiati, y los de Pep Guardiola pusieron en marcha el plan previsto; toque, lento con cambios de ritmo, movimiento constante y todo ello en busca de la portería contraria y del gol.
No llegó en los primeros 45 minutos pese a las muchas ocasiones que tuvo el Barça. Eso sí, no pudo chutar limpio por las muchas piernas que había entre el balón y el guardameta italiano, que resolvió bien su trabajo. Eso sí, pudo cometer un penalti que pareció claro ante Alexis Sánchez cuando el chileno se proponía superarle para llegar al balón y rematar. El resto de aproximaciones, tras toque y toque, con el balón yendo de lado a lado, no fueron demasiado peligrosas.
En la segunda parte, los milanistas volvieron a funcionar a rachas pero esta vez siendo más mansos, por lo que el paso del duelo volvió a llevarlo el Barça. Tampoco incisivo como de costumbre, frenado siempre por la doble muralla de los ‘rossoneri’, tuvo el esférico pero sin crear peligro. Entraron El Shaarawy y Emanuelson en el Milan y el joven Tello en el Barça, para buscar revulsivos, pero no dieron en el clavo.
Tello lo intentó desde la izquierda, tras entrar por un Andrés Iniesta al que el césped no dejaba desplegar su juego, pero a falta de un cuarto de hora todavía no había podido enseñar los dientes ni Messi, Alexis ni compañía. Precisamente, el chileno fue cambiado por Pedro, buscando aire fresco arriba. Mejoró así el Barça, pero demasiado inocente en los metros finales.
Por contra, el Milan optó por jugar al ‘balonazo’ hacia Ibrahimovic para que el sueco se buscara la vida arriba, ya fuera solo ante el mundo o aguantando de espaldas, algo que borda, para las llegadas de los recién entrados extremos. Sin duda, dos conceptos futbolísticos bien distintos, antagónicos, sobre todo con el paso de los minutos. Al final las tablas dejan todo abierto para el Camp Nou.
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