Las jugadoras y cuerpo técnico de la selección española femenina de balonmano aterrizaron este martes en Madrid procedentes de Brasil con su exitosa e histórica medalla de bronce colgada al cuello, y con la felicidad por haber cumplido algo más que el objetivo inicial.
El avión que traía a la expedición nacional desde la ciudad brasileña de Sao Paulo tomó tierra en el aeropuerto de Barajas cerca de las 7.00 horas, día y medio después de que las de Jorge Dueñas lograsen el tercer puesto en el Mundial.
La capitana Marta Mangué, que debía someterse poco después a una resonancia magnética para ver el estado de su rodilla, que le ha lastrado durante todo el torneo, y el seleccionador nacional, Jorge Dueñas, encabezaron la salida del equipo, con la canaria portando el trofeo que las acredita como las terceras del mundo.
En los rostros de las componentes del combinado nacional, dicharacheras y sonrientes, se reflejaba la felicidad por el éxito conseguido, inesperado en buena parte para un grupo cuya principal misión era asegurarse un Preolímpico, algo que cumplió con creces, con el añadido de que lo hará como anfitrión.
«Ni de coña esperábamos ganar el bronce», aseguraba Mangué, mientras que una de las más destacadas en el Mundial, la portera Silvia Navarro, deseaba «disfrutar» del metal antes de empezar a pensar en el torneo de mediados de año donde lucharán por el billete para Londres.
«Todas y cada uno de nosotras va a dar lo máximo para estar ahí porque nadie se quiere perder una oportunidad como esa de estar en unos Juegos», aseveró la extremo Carmen Martín, incluida en el ‘Siete Ideal’ del torneo.
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