Zambullirse en la pecera ajena

La capacidad de ponerse en el lugar del otro para entenderle mejor es, si no me equivoco, uno de los grandes pilares de la inteligencia emocional. Recuerdo que Stephen Covey también hacía alusión a este tema en la introducción de Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva. Relataba cómo un día, mientras viajaba en el metro, coincidió con un padre que llevaba a su hijo pequeño de la mano. El niño no hacía más que llorar y portarse mal provocando cierto recelo entre los demás viajeros. Obligado por las circunstancias, el propio Covey se erigió en portavoz de los compañeros del vagón y se dirigió al padre para pedirle que reprendiera a su hijo. El padre le contestó que venían del hospital porque su mujer, la madre de la criatura, estaba a punto de morir.

Aquel relato me animó a escribir Un metro de historia. Todas las personas que nos rodean tienen su vida, su historia, pensamientos, emociones… Ponerse en el lugar del otro no siempre es un ejercicio de inmolación, también puede ser divertido. Creo que la expresión inglesa se traduce literalmente como «ponerse en los zapatos del otro». Será porque es algo más propio de los niños que de los mayores. Cuántas veces nos hemos reído viéndoles con nuestros zapatos o (más habitualmente) con los zapatos de su madre… y cuántas veces nos hemos cabreado cuando por la mañana no los encontramos en su sitio.

Yo iría más allá para utilizar la expresión «zambullirse en la pecera ajena», que es lo mismo que mojarse por el otro. Hacerlo no siempre es fácil. Hace tiempo tuve un pez llamado «Coque», como mi hijo. Fue un regalo de cumpleaños. «Coque», el pez, no mi hijo, era de esos peces negros con los ojos saltones. Pues bien, un día se nos puso malo. Le salieron manchas blancas y empezó a nadar a la deriva. Con intención de salvarle la vida fui a la tienda de animales donde lo había adquirido. Le expliqué la situación al dependiente y me dijo que no había nada que hacer, que lo mejor era que quitara de la pecera a “Coque” para que no contagiara a los demás peces. ¿Los demás peces? Me fui pensando que aquel chaval no había sabido zambullirse en nuestra pequeña pecera.

4 comments for “Zambullirse en la pecera ajena

  1. Álvaro Lucas
    17 marzo, 2011 at 14:16
  2. 17 marzo, 2011 at 18:35

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