La noticia financiera que marcó la actualidad de la semana pasada fue de las de aúpa: el Banco Santander se hacía en propiedad con el Banco Popular, luego de una caída estrepitosa en la cotización del ya antiguo durante las últimas semanas y tiempos. El Popular, que era el sexto banco español en recursos, había nombrado como presidente a Emilio Saracho en diciembre de 2016, esperando que el antiguo vicepresidente de JP Morgan pudiese arreglar la papeleta. No fue así, y el Popular se vendió por un euro al Santander.
Obviamente, las deudas que acuciaban al Popular eran tales que no le quedaba más remedio al banco que venderse por dicha ínfima cantidad. O eso fue lo que, al menos, afirmaba el BCE el pasado miércoles cuando constataba que la entidad financiera española ya no era viable. Bajo dicho contexto, solo una compra por parte de otro banco podría salvar la situación. Y eso fue lo que ocurrió.
Así las cosas, ¿en qué situación queda ahora el sistema financiero español tras la desaparición de uno de sus actores principales? Las respuestas son varias y, sin embargo, ninguna de ellas es demasiado positiva.
Aglomeración bancaria
Con la compra por parte del Santader del Banco Popular, se ahonda un poco más en el proceso de concentración bancaria en el que ya se adentró España al poco de salir de la crisis. Tras esta operación, ya son solo cinco los ‘grandes bancos’ presentes en la economía española (Santander, BBVA, Caixabank, Bankia y Banco Sabadell).
Además, dentro del grupo de las seis entidades pequeñas (Bankinter, Unicaja, Kutxabank, Liberbank, BMN e Ibercaja) es probable que se produzca alguna que otra operación y que se vuelva a reducir el mapa bancario español.
Centralización del sector
Otro de los factores que acarrea la desaparición del Popular es que, con él, también se va el Banco Pastor, el último personaje financiero del sector con algo de vida del sector financiero gallego. El Banco Pastor fue adquirido en su momento por el Popular, pero con el acuerdo de que se mantuviese gran parte de su plantilla y sus oficinas, con gran presencia en el territorio gallego.
Sin embargo, debido a la nueva operación, lo más probable es que las oficinas de la antigua entidad gallega acaben por desaparecer, ya que el Santander también cuenta con sedes en la mayoría del territorio gallego. Por lo tanto, desde el punto de vista empresarial, es posible que el Santander no esté interesado en mantener dicha red de oficinas.
10.000 puestos de trabajo en peligro y consecuencias económicas
Un poco de la mano del argumento anterior también va el hecho de que, ahora mismo, los 10.000 puestos de trabajo con los que contaba el Banco Popular se encuentran en peligro de desaparecer. Esto, y cualquier otro efecto secundario que pueda tener esta operación sobre la economía española, podría incluso llegar a afectar a las cotizaciones del euro en los mercados de Forex trading.
Veremos lo que ocurre finalmente, pero los interrogantes parece que, por ahora, cuentan con un poco más de peso que los beneficios.
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