El Papa Francisco considera que la «liberalización» de las drogas no servirá para reducir su consumo ni para acabar con el narcotráfico y propone como solución la educación de los jóvenes en valores. Así lo ha indicado en un discurso pronunciado durante su visita al Hospital San Francisco de Asís de Río de Janeiro (Brasil), donde se encuentra con motivo de la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud de Río 2013.
«No es la liberalización del consumo de drogas, como se está discutiendo en varias partes de América Latina, lo que podrá reducir la propagación y la influencia de la dependencia química. Es preciso afrontar los problemas que están en la base de su uso, promoviendo una mayor justicia, educando a los jóvenes en los valores que construyen la vida común, acompañando a los necesitados y dando esperanza en el futuro», ha advertido.
Además, ha denunciado «la plaga del narcotráfico» que «favorece la violencia y siembra dolor y muerte» y frente a la cual, a su juicio, se necesita «un acto de valor de toda la sociedad». «¡Cuántos mercaderes de muerte que siguen la lógica del poder y el dinero a toda costa!», ha exclamado.
El problema según ha añadido es que «lo que prevalece con frecuencia» en la sociedad es «el egoísmo». Por ello, propone a todas las personas que, al igual que San Francisco de Asís -que se convirtió después de abrazar a un leproso– aprendan a abrazar a los necesitados, pues hay «muchas situaciones en Brasil, en el mundo, que necesitan atención, cuidado, amor, como la lucha contra la dependencia química».
No obstante, ha indicado que «abrazar no es suficiente» pues también hay que «tender la mano a quien se encuentra en dificultad, al que ha caído en el abismo de la dependencia, tal vez sin saber cómo» y decirle: «Puedes levantarte, puedes remontar; te costará, pero puedes conseguirlo si de verdad lo quieres». Por ello, invita a los que atraviesan por una situación así a no perder la esperanza aunque también pide a los demás que no roben la esperanza.
El Papa ha asegurado que en este Hospital se hace concreta la parábola del Buen Samaritano pues en él «no existe indiferencia, sino atención, no hay desinterés, sino amor» y ha dado las gracias a todo el personal que trabaja allí por su «valioso» servicio. «Háganlo siempre con amor», les ha indicado.
Finalmente, ha remarcado que en el camino de la dependencia de las drogas, los afectados y sus familiares, «que tienen un cometido no siempre fácil», no están solos sino que cuentan con el apoyo de la Iglesia. «La Iglesia no es ajena a sus fatigas, sino que los acompaña con afecto. El Señor está cerca de ustedes y los toma de la mano. Vuelvan los ojos a él en los momentos más duros y les dará consuelo y esperanza», ha insistido.
Sorry, the comment form is closed at this time.