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Egipto celebrará este viernes el segundo aniversario de la revolución popular que derrocó al expresidente Hosni Mubarak en medio de un clima de tensión caracterizado por las protestas contra Hermanos Musulmanes y el Gobierno –dominado por el movimiento islamista–, así como por los malos indicadores económicos.
Durante la jornada esta prevista una manifestación en El Cairo, convocada por diferentes grupos opositores, para mostrar su rechazo a Hermanos Musulmanes y a la Constitución recientemente aprobada en referéndum y para criticar que las autoridades no estén cumpliendo los objetivos de la revolución, entre ellos avanzar hacia la justicia social y juzgar y condenar a los responsables de las muertes de manifestantes durante la revolución.
«No lo vemos como una celebración. Esto será una nueva oleada revolucionaria que mostrará a Hermanos Musulmanes que no están solos, que hay otras fuerzas que pueden posicionarse contra ellos», ha dicho el fundador de uno de los grupos de mayor relevancia durante la revolución, el Movimiento 6 de Abril, Ahmed Maher.
Para rebajar las tensiones, la formación islamista ha anunciado que no enviará a sus seguidores a la plaza Tahrir durante la jornada debido a los últimos enfrentamientos entre seguidores y detractores del grupo en el lugar en manifestaciones simultáneas.
«La importancia del aniversario es elevar el ánimo del pueblo egipcio: más esperanza y más trabajo», ha dicho el portavoz de Hermanos Musulmanes Ahmed Aref, según ha recogido la agencia británica Reuters.
Las críticas se centran en el predominio de Hermanos Musulmanes en el Gobierno y el Parlamento, formación a la que acusan de controlar las instituciones para llevar a cabo su programa político, independientemente de las necesidades de la población y los compromisos de la revolución.
El último motivo de las protestas ha sido la victoria del ‘sí’ en el polémico referéndum constitucional supone el tercer triunfo de los islamistas en las urnas desde la revuelta que acabó en febrero de 2011.** La aprobación de la nueva Carta Magna egipcia allana el camino para las próximas elecciones parlamentarias, que se celebrarán previsiblemente entre febrero y marzo y en las que los islamistas volverán a medirse a los opositores liberales y de izquierda.
El resultado final de la consulta, anunciado por el Comité Electoral Supremo, coincidió hasta en las cifras decimales con las estimaciones que avanzaron los Hermanos Musulmanes, el movimiento islamista que respalda al presidente del país.
La nueva Constitución egipcia ha sido redactada por una asamblea constituyente compuesta principalmente por formaciones islamistas aliadas de los Hermanos Musulmanes.
La confirmación de la aprobación de la nueva Carta Magna representó una decepción para la oposición, que había presionado para que las autoridades revisaran el recuento para reflejar lo que habían descrito como graves violaciones electorales.
SITUACIÓN ECONÓMICA
Por otra parte, la economía del país se ha resentido notablemente a nivel macroeconómico a consecuencia del impacto de la ‘Primavera Árabe’ en diversos sectores del país, fundamentalmente el turístico. La oposición denuncia además la inactividad del Ejecutivo en la lucha contra la pobreza en las zonas rurales.
Asimismo, los grupos opositores han pedido al Ejecutivo que, en vez de recurrir a un préstamo internacional, recupere el dinero presuntamente desviado por el Gobierno de Mubarak y que modifique la ley de inversiones para atraer al capital extranjero.
En junio de 2011, el entonces ministro de Economía, Samir Radwan, señaló que no recurriría al préstamo de 3.000 millones de dólares (unos 2.400 millones de euros) acordado a principios de mes con el FMI y el Banco Mundial (BM) tras reducir sus perspectivas de déficit para el curso fiscal 2011/12.
A finales de enero, el primer ministro egipcio, Hisham Qandil, señaló que espera reanudar en enero o febrero las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre el préstamo que el organismo internacional plantea entregar al Gobierno de El Cairo.
Las negociaciones con el FMI sobre el préstamo, que ascendería hasta los 4.800 millones de dólares (unos 3.720 millones de euros) han estado marcadas por los altibajos, dado que el Ejecutivo egipcio se ha mostrado reticente a la hora de cumplir los objetivos marcados por el organismo para hacerse acreedor de la ayuda.
En principio, el préstamo será entregado al país bajo los términos de un Stand By Agreement (SBA), que contempla la entrega de un paquete de ayuda financiera a cambio de que el país receptor ejecute reformas destinadas a fomentar la estabilidad financiera y la sostenibilidad económica. El SBA es parte de los programas del FMI y el BM destinados a paquetes de reajuste estructural.
Los intereses del SBA están estipulados en el 1,07 por ciento, siendo un uno por ciento destinados a intereses fijos y un 0,07 por ciento a derechos especiales de giro (SDR), una demanda potencial sobre las monedas utilizadas por los países miembro del FMI. El interés del SDR es determinado de forma semanal y se basa en la media de las tasas de interés en una bolsa de divisas entre las que se encuentran el euro, el yen, la libra esterlina y el dólar estadounidense.
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