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El juez Eduardo López y la fiscal del ‘caso Madrid Arena’ realizarán este miércoles, a partir de las 10.00 horas, una nueva inspección ocular para conocer dónde estaban desplegadas las 127 cámaras de seguridad del recinto en el que el pasado 1 de noviembre murieron cinco jóvenes.
El magistrado ya realizó el pasado 14 de noviembre una inspección ocular al recinto junto con autoridades de la Fiscalía de Madrid, la Policía Nacional y los agentes que esa noche asistieron a la fiesta, estando fuera de servicio.
Ese día se comprobó que las puertas estaban abiertas, excepto dos, y no se localizaron las entradas, que aparecieron días después en un pabellón anexo al principal. El recuento judicial concluyó con 16.791, un 58 por ciento más del aforo permitido.
El pasado 12 de diciembre, los abogados que representan a las familias de las víctimas y la representación del sindicato Manos Limpias visitaron el pabellón para conocer las dimensiones de los pasillos de salida, así como la pista central.
Tras el recorrido, concluyeron que Madrid Arena no reúne las medidas de seguridad necesarias para albergar eventos como el celebrado en la noche de Halloween, definiéndolo como «una ratonera» en la que se produjo «una antología de la imprudencia».
«No me creo que este local tenga licencia para albergar 10.600 personas. No me lo puedo creer. No reúne ni uno de los requisitos para eso. Los pasillos son un auténtico túnel de 2,5 metros de ancho y 5 de largo», aseveró ese día Abdón Núñez, el abogado de la familia de Belén Langdon, una de las víctimas mortales.
Asimismo, recalcó que nadie se pueda creer que este recinto tenga autorización, ya que «hay muchas irregularidades». «¡Dónde está el acuerdo municipal! Quiero saber quién lo firmó porque esa persona si se sentará en el banquillo de los acusados», señaló Núñez, quien ha tachado de «inaceptable» las escasas condiciones que reúne el recinto.
Felipe Moreno, que defiende a la familia de Rocío Oña, señaló que el recinto «no cumple las medidas necesarias de seguridad como para albergar un evento como este, que reunió a más de 20.000 personas. «Había varias puertas bloqueadas, el propio escenario bloqueaba tres vomitorios. todo eso no daba capacidad de salida», apuntó.
Además, Moreno y Virginia López, de Manos Limpias, criticaron las medidas sanitarios que había en el recinto, con una sola enfermería con dos médicos y dos ATS, así como la ausencia de extintores. Por ello, Manos Limpias ya ha pedido la imputación del médico Simon Viñals, una solicitud a la que se sumarán otras acusaciones particulares.
Por su parte, Gerardo Viada, que representa a la familia de Katia Esteban, definió el recinto Madrid Arena como «una ratonera». «Por ahí no hace falta que haya 20.000 personas para que se produzca esto. Con 4.000 era suficiente. Es imposible que no haya avalancha. Por eso hubo gente que estuvo esperando treinta minutos sin salir. Uno de los testigos me dijo que no podía ni apoyar los pies en el suelo. Es que era una ratonera», añadió.
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