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La Unión Europea recibirá este lunes en Oslo el Nobel de Paz en reconocimiento a sus esfuerzos para avanzar hacia la paz y la reconciliación en las últimas décadas, pero lo hará en medio de una de sus mayores crisis debido a las dudas sobre el euro y las protestas sociales por los recortes.
La trayectoria de esta unión de países durante «más de seis décadas» en las que ha contribuido «al avance de la paz y la reconciliación, la democracia y los Derechos Humanos en Europa», tras superar dos Guerras mundiales, es la razón esgrimida por la Academia para conceder este premio.
Las dudas iniciales de cómo debería estar representada la UE en la ceremonia quedaron disipadas por un pacto entre las instituciones europeas para asegurar una representación al máximo nivel.
El presidente del Consejo, Herman Van Rompuy, y el jefe del Ejecutivo comunitario, José Manuel Durao Barroso, leerán un discurso en dos partes, mientras que el presidente del Parlamento Europeo, Martn Schulz, será el encargado de recibir el galardón, en una ceremonia programada a las 13:00 horas.
De la delegación europea también formarán parte varios comisarios del Gabinete de Barroso, así como los presidente de otras instituciones de la UE, como el del Banco Central Europeo, Mario Draghi, y el del Comité de Regiones de la UE, el presidente murciano Ramón Luis Valcárcel.
Además estarán la mayoría de los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete, incluidos el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy; la canciller alemana, Angela Merkel, el primer ministro italiano, Mario Monti, y el presidente francés, François Hollande. Tras la ceremonia, los representantes de gobiernos e instituciones europeos participarán en un almuerzo de trabajo ofrecido por el primer ministro de Noruega, Jens Stoltenberg.
Aunque la lista completa de líderes en la ceremonia está por confirmar, se calcula que asistirán unos 20 de los Veintisiete y que habrá varias bajas por distintos motivos. Entre las ausencias más sonadas, la del ‘premier’ británico, David Cameron, que opinó que la UE no debería estar representada por instituciones y gobiernos en la ceremonia, y la del presidente checo, Vaclav Klaus, quién llegó a cuestionar que la UE mereciera el permio. Reino Unido estará representado por su viceprimer ministro, Nick Clegg.
En un intento por acercar el premio a la sociedad y compensar la fuerte representación institucional, las instituciones europeas decidieron abrir un concurso para que cuatro jóvenes europeos les acompañaran a Oslo. Entre los ganadores, la más joven, es una salmantina de doce años llamada Ana Fanlo Vicente.
En otro gesto hacia la opinión pública, Bruselas ha anunciado que el premio en metálico que acompaña al Nobel de la Paz –dotado con ocho millones de coronas suecas (930.000 euros) y que la UE tardó en aceptar formalmente casi un mes– se destinará a programas de ayuda a niños víctimas de guerras y otros conflictos en el mundo.
Las críticas de Vaclav Klaus no han sido las únicas en escucharse desde que el pasado 12 de octubre se anunciara la distinción para la Unión Europea, bloque de países a los que los críticos reprochan, por un lado, que mantengan sus fuerzas militares y, por otro, una mala gestión de la crisis financiera con fuertes recortes en lo económico y lo social.
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