Abr 272011
 

La escritora y académica Ana María Matute (Barcelona, 1925), que ha recibido el Premio Cervantes 2011 de las manos del rey Juan Carlos, ha subrayado su «entrega total» a la invención a lo largo de su vida. «San Juan dijo: El que no ama está muerto y yo me atrevo a decir: El que no inventa, no vive», ha indicado la autora.

En su discurso de recepción, poblada de referencias autobiográficas y que fue precedido por una palabras en recuerdo al poeta chileno recientemente fallecido Gonzalo Rojas, la escritora se ha centrado en sus primeros contactos con la ficción, que comenzaron con tan solo cinco años, poco antes de la guerra que partió en dos su infancia. «El tiempo en que yo inventaba era un tiempo muy niño y muy frágil, en el que yo me sentía distinta: era tartamuda, más por miedo que por defecto físico. La prueba de ello es que esa tartamudez desapareció durante los bombardeos. O así lo creo», ha explicado la autora catalana.

«Pero el caso es que, salvo excepciones», ha precisado, «las niñas de aquel tiempo, mujeres recortadas, poco o nada tenían que ver conmigo. Y traigo esto para explicar –y quizá explicarme de algún modo– mi extrañeza, mi entrega total, absoluta, a esto que luego supe que se llamaba Literatura. Y que ha sido, y es, el faro salvador de muchas de mis tormentas». En este sentido, ha recordado que «a la literatura, como en la vida, se entra con dolor y lágrimas».

Visiblemente emocionada, Ana María Matute ha recordado al único amigo de su infancia, su muñeco Gorogó, que terminó formando parte de su extensa obra literaria para convertirse en inmortal y que le ha servido para rememorar sus primeros pasos en la literatura. «Gorogó, estás aquí –mi mejor invento–, estás a mi lado, viejo amigo, en este día inolvidable, con tu ojo derecho ya nublado, como el mío, aunque ya no luzcas aquellos cabellos negros, hirsutos, de limpiachimeneas dickensiano, aunque falten los botones de tu frac azul… ¡Cómo nos parecemos, Gorogó! ¿Te acuerdas de aquel día en que llegaste, que hoy me devuelves con toda la añoranza y encanto-desencanto que compone una vida tan larga…? ¿Y recuerdas la timidez, el asombro y la audacia de mis casi veinte años, cuando por primera vez me asomé al mundo editorial?», le ha preguntado.

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