El vicepresidente primero del Gobierno y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha reconocido que la euroorden dictada para la detención del histórico etarra Antonio Troitiño tenía un «defecto», aunque ha explicado que éste ya ha sido subsanado y que además no ha afectado en la operación puesta en marcha para su detención.
En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, Rubalcaba no ha querido dar detalles sobre las investigaciones de las fuerzas de seguridad sobre el paradero del histórico etarra y ha defendido que no contase con ningún tipo de vigilancia desde su salida de prisión, ya que al abandonar la cárcel se convirtió en «un hombre libre con todos sus derechos intactos».
El vicepresidente primero ha recordado que la Audiencia Nacional dictó ayer orden de busca y captura contra Toritiño y a partir de ese momento fue cuando Policía y Guardia Civil pusieron en marcha «todos los instrumentos» para llevarla a efecto.
Según ha subrayado, así es como funciona el Estado de Derecho y ha rechazado las «incursiones muy desafortunadas» que se han escuchados durante los últimos días en relación con las decisiones judiciales. «Los demócratas tenemos que ser muy respetuosos con el Estado de Derecho, eso es lo que nos diferencia de los que no lo son, los retorcimientos del Estado de Derecho no están haciendo ningún favor a la democracia y por tanto a la lucha antiterrorista», ha advertido.
En este punto, el ministro ha insistido en no dar ninguna información sobre las investigaciones para su detención y no ha confirmado si Troitiño ha sido localizado en Francia, aunque sí ha reconocido que la euroorden dictada para su detención tenía «algún defecto» que ya ha sido corregido y que además «no ha tenido nada que ver con la operación».
Además, ha recurrido al «primer curso de la carrera de Derecho» para recordar que el etarra fue liberado por un tribunal que consideraba que había cumplido su pena. «A partir de ahí es un hombre libre, con todos sus derechos intactos, nos guste más o menos», ha defendido antes de reiterar que, cuando una persona tiene todos sus derechos, «no puede ser vigilada ni controlada».
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