El Racing de Santander-Real Sociedad, perteneciente a los cuartos de final de la Copa del Rey, fue suspendido este jueves un minuto después de su comienzo ante la negativa a jugar de la plantilla cántabra como protesta por la no dimisión del actual Consejo de Administración.
Los jugadores del club cántabro, que llevan sin cobrar más de cinco meses, avisaron a la Real Sociedad de que su pretensión era no jugar y demostrar su rebeldía ante la «mala gestión» de los directivos, los cuales «han gestionado el club de manera nefasta», así lo indicó Javi Barrio, jugador del Racing.
«Había que hacerlo porque si no esta gente se cargaba el club», añadió el defensa, un joven de 22 años cuyo contrato se parece mucho al de cualquier trabajador al margen del fútbol. De esta forma, la plantilla del Racing –que se expone a un año de sanción por no querer jugar– cumplió con su promesa de no disputar el duelo si no llegaba a tiempo la dimisión del presidente Ángel Lavín Harry.
El máximo mandatario acudió a El Sardinero con normalidad para presenciar el partido en el palco, aunque finalmente no saliese para evitar los pitos y críticas de los aficionados. De hecho, con motivo del minuto 13, el habitual para las protestas, la grada volvió a cargar al unísono contra los gestores del club.
«Agradecemos eternamente a la afición el apoyo que nos da. Tenemos que limpiar esta basura», dijo Mariano, delantero del Racing, minutos después del plante. «Este señor tiene el club secuestrado. No mira por el club y sí mira pos sus intereses. Es una pena. Tenemos que conseguirlo entre todos», añadió el ariete montañés.
Tras el pertinente calentamiento, ambas escuadras saltaron al césped a las 20.58 horas, dos minutos antes del duelo, y perfectamente ataviadas con sus indumentarias. El árbitro Gil Manzano reflejó la ocurrido y no puso trabas a la decisión de los jugadores montañeses.
«¿Seguros? ¿Estáis seguros?», replicó el árbitro nuevamente al portero y capitán del Racing, Mario Fernández, que asintió para confirmar que no habría partido. El deseo de no jugar quedó patente después de que toda la plantilla, abrazada en el centro del campo, optase por enfilar el túnel de vestuarios un minuto después.
«Es increíble que toda la afición y toda la ciudad esté con nosotros. Este equipo es lo que es por su afición. Estamos eternamente agradecidos», dijo Mario, que también explicó su conversación con el árbitro del encuentro. «Nos ha dicho lo que nos podía pasar y nos ha apoyado», añadió.
Además, el partido estuvo marcado por la presencia sobre el césped de una docena de policías nacionales, que blindaron el acceso al terreno de juego santanderino, así como para sofocar una posible reacción de la afición local, que ya asaltó el palco de la entidad a comienzos de mes, en el partido de ida de octavos de final frente al Almería.
Los seguidores del Racing, que aún continúan en el estadio, gritaron «No se juega, no se juega» en los instantes previos al encuentro, en lo que fue un claro espaldarazo a la decisión de la plantilla, que había perdido 3-1 en Anoeta en el partido de ida.
TAQUILLAS CERRADAS Y VUELTA AL RUEDO.
‘La fuente de Cacho’, el himno oficioso del Racing, se adueñó de todo El Sardinero, que volvió a pedir a sus jugadores que saltasen al campo para recibir el aplauso de los suyos. Como no podía ser de otra forma, con el entrenador Paco Fernández a la cabeza, regresó al terreno de juego para ser ovacionados.
Además, miembros del cuerpo técnico revelaron que las taquillas permanecieron cerradas durante toda la mañana para evitar la venta de entradas. La directiva prefirió no dispensar entradas a fin de no ver embargada por Hacienda la recaudación de la taquilla.
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