El tenista español Rafa Nadal ha logrado su octavo título de Roland Garros al imponerse en la final al también español David Ferrer por (6-3, 6-2 y 6-3) y amplía de este modo su leyenda en el torneo más importante sobre tierra batida, disputado este domingo en la pista central Philippe Chatrier de París.
Para entender la historia de esta final es preciso conocer la leyenda que precede a ese ‘rey’ de la tierra batida que es Nadal. Ocho finales y ocho trofeos en Roland Garros. Si la temporada pasada ya se convirtió en el tenista que más veces se había alzado con este trofeo –superando a Björn Borg– esta final ha sido la confirmación definitiva de que estamos posiblemente ante el mejor tenista de la historia sobre esta superficie.
El choque comenzó con la igualdad propia de las grandes citas, pero pronto Nadal sacaría a la pista ese martillo que tiene en el brazo izquierdo. Esto, sumado a algunos fallos de Ferrer propiciaron que el manacorí le rompiera el servicio en la primera ocasión que tuvo.
Ferrer intentó devolver todo lo que le lanzaba Nadal, para que tuviera que ser éste el que se jugara el punto decisivo, lo que puso en aprietos a Rafa, que encadenó varios golpes a la red en los primeros compases de encuentro y permitió a Ferrer devolverle el ‘break’.
Pero el número 4 del ranking ATP se mantuvo firme y consiguió volver a romper el servicio de su rival con un gran ‘passing’ cruzado ante la subida de Ferrer, para volver a ganar ventaja. Poco después mantendría su servicio y lograría el tercer ‘break’ para ganar el primer set.
A partir de aquí, el partido se le puso muy de cara al manacorí. En la segunda manga puso la velocidad de crucero y le endosó un 3-0 a su compatriota. Ahí, el de Jávea levantó dos bolas de un ‘break’ que hubiera supuesto el 4-0 y su condena final. Pero a pesar del esfuerzo, la superioridad de Nadal quedó patente y se adjudicó el lance por 6-2 después de volver a romper el servicio de su rival en el juego final.
En el último tramo de partido el marcador adverso cayó como una losa sobre Ferrer, pero intentó resistirse a que la final se le escapara y logró adjudicarse dos juegos y dar la sensación de que podía cambiar el rumbo del encuentro.
Pero nada más lejos, Nadal volvió a remontar y acabó llevándose el set definitivo por 6-3 para escribir otra página dorada en la historia del tenis, ganando su octavo título de Roland Garros. Detrás queda Ferrer, jugador que rompe su sueño de poder ganar el primer Grand Slam en su primera oportunidad.
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