El Sevilla ha obtenido una importante y cómoda victoria (0-3) en El Sardinero ante un Racing de Santander que se hunde aún más en los puestos de descenso, mientras que los hispalenses no sólo ahuyentan las dudas que se habían cernido sobre la plantilla sino que además se queda a cuatro puntos de la zona de acceso a la Europa League.
El inicio del duelo entre dos equipos que acudían al envite titubeantes en moral y resultados fue claramente para el equipo hispalense, que sin Reyes de titular pero con Navas y Perotti por las bandas, convirtieron en un asedio sobre el área de Mario Fernández en ausencia de Toño el inicio del encuentro.
Del dominio sevillista tan sólo podían escaparse los cántabros por medio del juego directo o el balón parado, donde lograron poner en apuros a Palop pese a lo poco que se prodigaron en ataque. De hecho, hasta dos goles les anuló, debidamente, Clos Gómez, por sendos fueras de juego de Stuani y Christian. Precisamente el uruguayo a punto estuvo de anotar el empate antes del silbido de descanso, de no ser por la magistral manopla del meta visitante.
Antes, los de Míchel se habían adelantado por medio de Jesús Navas, que supo aprovechar un rechace de Mario Fernández a disparo de Negredo. El vallecano había sido objeto de un clamoroso penalti cometido por el guardameta montañés, un Mario Fernández que puso de su parte en el segundo gol sevillista, cuando en la reanudación, Manu del Moral conectó un disparo desde fuera del área que se coló por debajo de sus piernas.
Los cántabros apuraron sus oportunidades con sendos disparos de Papa Diop y de Babacar, a los que Palop respondió una vez más con mucha sobriedad. Antes del pitido final, el propio Del Moral redondeó la cuenta visitante tras rematar a placer un pase de Navas. Tras los 90 minutos, el duelo fratricida de la familia González se lo adjudicó (0-3) el padre, Míchel, ante su hijo, Adrián, que fue sustituido antes de la hora de juego.
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