Jun 192014
 

La selección española enterró su estrella en Brasil a las primeras de cambio, en la peor actuación mundialista de su historia y tras caer ante Chile (0-2) en el segundo partido de la fase de grupos, una derrota sin paliativos que hizo hincar la rodilla a la mejor generación de la historia del balompié nacional.

Sólo cinco días ha durado la vida de España en este Mundial. La defensora del título, aquel equipo que maravilló al mundo en los últimos seis años, decidió despedirse en Maracaná de la peor manera posible, y firmó su rendición desprendiendo una imagen impropia, inaudita e irreconocible.

Esta no es ni la sombra de la España que cambió el curso de la historia aquel 22 de junio en el Práter de Viena. Cesc batió a Buffon, en la tanda de penaltis, y ‘la Roja’ de Luis Aragonés derribaba la barrera que tantos años había frenado a la selección española, acostumbrada a pedir la cuenta en cuartos de final.

Desde entonces, hasta este fatídico miércoles, ver jugar a España ha sido un disfrute para el paladar, un orquesta coral que tumbó a todos los rivales cuantos se ponían por delante. Hoy, en uno de los escenarios futbolísticos de más enjundia, el equipo de Vicente del Bosque entregó la alternativa, sobre todo tras una primera mitad en la que España no demostró sensación de urgencia.

A España le faltó alma, la misma que le llevó a conquistar el mundo hace cuatro veranos. La vigente campeona, tibia y descosida, comenzó igual que terminó con Holanda. La reacción no llegó y Chile aprovechó la apatía inicial para mandar el primer aviso. Daba igual, España seguía al ‘tran trán’, sumergida en la desazón que le ha marcado todo el campeonato.

La falta de tensión la reflejó Xabi Alonso, que fue sustituido en el descanso por Koke, algo que Del Bosque debió interpretar mucho antes. El tolosarra, lejos de su mejor nivel, tuvo una pérdida fatal que desencadenó en un fallo en cadena de la línea de cuatro. El balón cayó a los pies de Vargas, que quebró a Casillas y marcó el 0-1.

Un tiro en la nuca que no tuvo compensación, sino todo lo contrario. España no cambió el registro y permitió a Chile adueñarse del balón, superando al centro del campo en todas las acciones. Sólo una acción de Diego Costa, a los 20 minutos, dio sensación de peligro, aunque finalmente se estrellase en el lateral de la red.

Para colmo, y después de que España estabilizase su juego, Chile apuñaló a la campeona del mundo cogiendo el mismo camino que Holanda. Un gol a un minuto del descanso, obra de Aranguiz con el exterior, minimizó al equipo de Del Bosque, que ya había renunciado a cambiar el rumbo en el mítico Maracaná.

LA SEGUNDA PARTE, SIN REACCIÓN
La afición española confiaba en una reacción que metiese a España en el partido y que hiciese temblar a Chile, a la que ‘La Roja’ no había hecho ni cosquillas cuando se habían disputado casi 50 minutos. Poco después, y en la más clara de todo el partido, Busquets la mandó al limbo tras una chilena de Diego Costa.

Ese fue el ejemplo de que España debía hacer las maletas, enfilar el camino de vuelta y poner el punto y final a un Mundial que ha sido una absoluta decepción. Ni la entrada de Torres o Koke, que oxigenó la salida del balón, sirvieron para girar el timón. Nada. No hubo manera de acortar las distancias, ni tan siquiera de endulcorar el resultado en el tramo final del partido.

El adiós al Mundial abrirá la puerta a los debates, a la continuidad de Del Bosque y a la despedida los pesos pesados del vestuario, obligados a dar el relevo en la sombra. En cualquier caso, esta España es y será la misma generación de futbolistas que conquistó el cielo de Johannesburgo hace cuatro años. Del Bosque optó por morir con su estilo, lo que no imaginaba es que la muerte iba a llegar tan pronto.

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