La selección española de fútbol despertó de su sueño dorado arrollada (3-0) por Brasil en la final de la Copa Confederaciones disputada este domingo en el mítico estadio de Maracaná, un desenlace que apartó a la actual campeona del mundo y Europa de conquistar el título que falta en sus vitrinas y que devuelve a la pentacampeona mundial a escena, a un año del Mundial que organizarán.
Con tres goles en momentos clave, Fred por partida doble al inicio de cada parte y otro de Neymar al borde del descanso, los de Luis Felipe Scolari se llevaron su cuarta Copa Confederaciones, la tercera de forma consecutiva. España no pudo imponer su juego y se quedó lejos de alcanzar su primera Confederaciones y de su mejor versión, la que le ha llevado a ganar el Mundial 2010 y las Eurocopa de 2008 y 2012.
Un penalti fallado de Ramos en el minuto 55, con el tres cero en contra, pudo cambiar las cosas, pero el vendaval brasileño no tuvo freno. Con una gran presión y liderados por Neymar en ataque, Brasil impidió a España entrar en juego. Los de Del Bosque, con Brasil y Maracaná eufóricos, sufrieron incluso con un jugador menos, por la expulsión por roja directa de Piqué en el 68′, el despliegue local.
Ese ejercicio de los de Scolari se encontró con la final soñada desde bien pronto. Un gol en contra en el segundo minuto de partido, ante Brasil, en Maracaná, era una losa muy pesada para España. Pero más pesado se hizo aguantar la presión y el empuje de los brasileños. Como en la primera parte ante Italia, la campeona del mundo sufrió un cortocircuito en su juego. Xavi e Iniesta, desaparecidos en combate. Falta de precisión, poca movilidad y ausencia de peligro provocados en gran parte por el buen hacer táctico de los de Scolari.
El tanto de Fred, tras una carambola en el área pequeña entre Arbeloa, Piqué y Casillas, dio a Brasil la tranquilidad que necesitaba, cuestionada por su juego y obligada a defender su honor en casa ante la mejor selección del momento. Sin embargo, en cuanto a juego no cambió el planteamiento. Brasil se esmeró en mantener a los creadores de la ‘Roja’ fuera de la zona de peligro.
La presión de la anfitriona, con Paulinho y Luiz Gustavo dominando el centro del campo, impedía a España jugar a su gusto y además, provocaba salidas en superioridad como en el minuto 8, cuando Oscar rozó el poste derecho de Casillas. Los de Del Bosque necesitaban su mejor versión, la que solo necesita un toque por jugador para llegar a la portería rival, pero el guión era muy diferente.
El primer tiro de España llegó en el minuto 20, de Iniesta y muy lejano, aunque más optimismo dio una parada providencial de Casillas a disparo de Fred en el 32′. De nuevo una pérdida provocaba la salida en tromba de los brasileños. La aparición del ‘santo’ daba fe a la campeona de Europa, que sufría como nunca (al menos en los últimos cinco años) en un partido de fútbol. Sin embargo, los de amarillo también tuvieron a su ‘ángel’.
En el minuto 41, la primera salida en superioridad de España llevó a Mata y Pedro ante Julio César, pero el disparo cruzado del tinerfeño lo sacó David Luiz bajo los palos. Tras el aviso de los de rojo, Brasil se esmeró de nuevo en no dar más opciones. Las faltas y la buena disposición táctica volvieron a trabar el juego de España, que, de nuevo en un minuto clave, se llevó otro castigo en forma de gol. Del posible 1-1 se pasó al 2-0 en una nueva contra que pillaba a España partida.
Oscar veía bien el desmarque de Neymar, a la espalda de Arbeloa, y el flamante fichaje del Barcelona fusilaba a Casillas para poner el 2-0. España se iba al vestuario tocada y sobrepasada por la intensidad, el juego y el físico brasileño. La esperanza de los de Del Bosque pasaba por sacar su mejor versión y esperar un bajón físico y de concentración en su rival. Esto segundo estuvo lejos de pasar. Brasil quería más.
LA PESADILLA PRONTO SE CONFIRMA
Y es que, sin tiempo para acomodarse, de nuevo Fred veía portería (3-0) tras una buena jugada de Marcelo, muy activo como el resto de sus compañeros, y con la complicidad de Neymar. El máximo goleador del torneo (con 5 tantos), junto a Fernando Torres, ajustaba el balón al palo con un balón raso. La losa era ya más que pesada para España, viendo además cómo los de Scolari, inyectados en motivación, no bajaban el pistón.
Antes del tercero, sin duda la idea española era llegar a la portería de Julio César, adelantar líneas. Para eso entró Navas y con él, llegó la más clara. El de Los Palacios provocó el penalti de Marcelo, pero Ramos la mandó fuera. Maracaná se atragantaba a la campeona del mundo y de qué manera. El abultado marcador en contra obligaba a España a tirar hacia arriba y los brasileños se frotaban las manos con Neymar sin ninguna obligación defensiva.
En una de esas, Piqué cazó a su nuevo compañero en el Barça y dejó a España con 10. La final estaba finiquitada, el sueño español se desvanecía. La generación de oro se quedaba sin la guinda que faltaba. España quiso morir arriba, pero las tentativas de Villa y Pedro las sacó el meta brasileño. Con el pitido final se consumaba la derrota, se esfumaba de nuevo la Confederaciones como en las semifinales de 2009, algo que no empaña la gloria alcanzada por la ‘Roja’, impensable hace cinco años, y que tratará de retomar en este mismo escenario, el próximo año, en el Mundial.
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