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El Real Madrid ha conseguido el pase a semifinales de la Liga de Campeones por tercera temporada consecutiva, pese a caer ante el Galatasaray (3-2) en el partido de vuelta de los cuartos de final, haciendo valer el 3-0 que cosechó en el encuentro de ida, por lo que continúa en el buen camino para levantar su décimo título continental.
Las llamas del ‘infierno’ se apagaron al inicio, pero resurgieron de sus brasas tras el asedio al que sometió el Galatasaray al cuadro blanco. El conjunto estambulista había preparado a sus aficionados para que metieran presión a los blancos desde el pitido inicial, con vídeos en los que se cuestionaba que el Real Madrid fuese el ‘Rey de Europa’. Los locales se lo tomaron a pecho y llenaron el Ali Sami Yen soñando con el 4-0.
La idea inicial se fue al traste con los primeros minutos de posesión de los de José Mourinho, que sabían que debía contener los arreones turcos para apagar poco a poco el sueño de la remontada. Las llamas del ‘infierno’ se convertían en brasas con el dominio visitante y se extinguían por completo cuando veían a Cristiano Ronaldo hacía el 0-1.
A los ocho minutos de partido, el portugués, que marcaba su décimo gol en la presente edición de la ‘Champions’, terminaba en gol una jugada que iniciaba Özil habilitando a Khedira por la parte derecha del área, para que le metiera un balón franco a Cristiano para hacer el 0-1. El silencio se apoderó del estadio, llevándose consigo no sólo los gritos locales sino cualquier atisbo de remontada.
Antes del gol, Di María ya había tenido la opción de adelantar a los blancos tras un contragolpe con ‘marca de la casa’ y con un fallo clamoroso de Muslera en la salida. El propio argentino tendría la opción de hacer el 0-2, pero, esta vez sí, Muslera se lució para evitar el tanto. El partido parecía completamente diferente a como se lo había planteado el técnico turco Fatih Terim, que veía cómo los suyos no conseguían inquietar a Diego López hasta los últimos minutos de la primera mitad.
Un disparo de Sneijder desde la frontal del área, que detenía el cancerbero gallego sin demasiados problemas, llevaba el ‘uy’ a una grada necesitada de un foco de esperanza. Y lo encontró con el disparo del holandés, unido a un lanzamiento de falta del capitán Inan, que se estrellaba en la barrera y terminaba en saque de equina. Lo justo para levantar al Ali Sami Yen, que volvía a presionar a los blancos.
ASEDIO TURCO
El Real Madrid había controlado los primeros 45 minutos, pero la segunda mitad fue otra historia. Los blancos, mucho más confiados con un resultado que obligaba a los turcos a meter cinco goles para ganarse el pase a semifinales, se relajaron y permitieron a los turcos que llevaran el mando del partido.
Y del control llegó el gol del empate. O, más bien, golazo. Un pase atrás de Sneijder desde la banda izquierda encontraba la pierna derecha de Emmanuel Eboué, que ponía el 1-1 metiendo el balón en la escuadra de Diego López. 1-1 y el sueño regresaba de nuevo a las gradas, que volvían a meter presión sobre los jugadores blancos, que, esta vez sí, se mostraban muy nerviosos.
Un mal despeje de Coentrao propiciaba una oportunidad clarísima de Sneijder, quien fallaba, completamente solo, ante Diego López. El Galatasray creía en la remontada y continuaba poniendo en jaque al equipo blanco. Las llegadas a las inmediaciones de la portería ‘merengue’ eran constantes y Sneijder encontraba un hueco entre la zaga para hacer el 2-1 con un buen disparo.
Quedaban 20 minutos y el festival turco no se detenía porque Drogba hacía el tercero, de tacón, dos minutos después, aprovechando un gran pase de Amrabat y la pasividad de Varane. Faltaban dos goles y el Ali Sami Yen se volvía a convertir en el jugador número 12.
El 3-1 parecía que había hecho resucitar a los blancos, muertos durante los 25 primeros minutos de la segunda mitad, y volvieron a controlar el balón, incluso pudiendo hacer el 3-2 por medio de Cristiano Ronaldo, después de que los madrileños se hubieran quedado con diez futbolistas sobre el campo por la expulsión de Arbeloa. Así, los turcos se quedaban con la miel en los labios, viendo cómo los blancos se ganaban el pase a semifinales.
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