Ene 302013
 

El médico Eufemiano Fuentes, el primero de los cinco imputados que ha declarado este martes en el juicio oral de la ‘Operación Puerto’, ha asegurado que en las bolsas de sangre ponía «motes» de sus clientes porque «era más cómodo que el nombre con apellidos», al tiempo que ha defendido que empleaba tres teléfonos móviles y ocho tarjetas distintas por «el pánico y la obsesión» que le habían generado «la prensa, nunca la Guardia Civil».

«Todas las bolsas tenían un código numérico. En casos excepcionales se ponían motes o alias porque más cómodo que el nombre y apellidos. Un código podían ser las iniciales. Las claves las conocía el ciclista, él mismo las decidía y las ponía con un rotulador», señaló Fuentes durante la primera parte de su declaración, que continuará este miércoles en el juzgado de Lo Penal número 21 de Madrid.

De igual modo, en cuanto a sus intervenciones telefónicas pinchadas por la Guardia Civil, en las que se registraban numerosas expresiones crípticas, en un primer momento aseguró que empleaba «nombres cortos para agilizar las conversaciones». En cualquier caso, reconoció que la expresión «cortar el pelo a Sansón podría estar relacionado con la extracción sanguínea». Según explicó después, estas precauciones telefónicas nacen de su miedo a la prensa.

«En 2001 tenía el teléfono pinchado por la prensa, denuncié y hubo una sentencia condenatoria a mi favor. Desde entonces, siempre he pensado que mi teléfono estaba intervenido por la prensa. Se me ha quedado el miedo en el cuerpo, siempre en referencia a periodistas, nunca a la Guardia Civil. La jerga siempre era por prudencia ante los medios de comunicación», defendió.

Dijo que llevaba tres móviles y ocho tarjetas por «pánico» y «verdadera obsesión» con la prensa. «Lo pasé muy mal cuando vi que la prensa era capaz de publicar informaciones privadas. Quizá tuve demasiadas precauciones. No llevaba agenda porque tenía miedo de que en un descuido la cogieran y llevaba una tamaño bolsillo», abundó.

LOS 60.000 EUROS «ERAN PARA EL NOTARIO»
Fuentes también se refirió a los 60.000 euros que portaba otro de los cinco imputados en el juicio, Manolo Saiz, en el momento de su detención en 2006. «Me había dicho que tenía previsto ir al notario a firmar una compraventa y que luego se iba dos semanas a una concentración en los Pirineos. Supongo que el dinero sería para el notario o para los gastos de la concentración», opinó.

El médico canario admitió que habló con Saiz de la posibilidad de colaborar, pero no concretaron nada. «Estuvimos hablando 40 minutos como mucho», detalló el médico sobre aquel encuentro con Saiz. En cuanto a otros imputados, señaló que el ex director José Ignacio Labarta es «una referencia» con el que solía «intercambiar conocimiento e información» y que su hermana Yolanda «no estaba al corriente de las transfusiones» que realizaba junto con el hematólogo José Luis Merino Batres.

En cuanto al registro efectuado por la Guardia Civil en los pisos de las calles Caídos de la División Azul, se quejó de que se incautaran de una «medicación de uso hospitalario» para su padre que posteriormente no le devolvieron. «No fue al juzgado a reclamarla, sino que volvió a Las Palmas. En el hospital de allí no se la suministraron porque le dijeron que ya se le habían dado. En Madrid tampoco se la dieron y tres meses después de haberla reclamado murió», lamentó con amargura.

Fuentes también tuvo que apuntar el origen de «la única caja de EPO» que había en el piso de Alonso Cano y de las «dos maletas llenas de medicamentos, que eran de Alberto León y no se abrieron nunca». «El EPO era para mi hija, que sufría cáncer, estaba recibiendo quimioterapia en Madrid y se lo habían prescrito», aclaró.

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