Jul 192012
 

El ciclista francés Thomas Voeckler (Europcar) se impuso en solitario en la decimosexta etapa del Tour de Francia, disputada este miércoles entre las localidades de Pau y Bagnères-de-Luchon, sobre 197 kilómetros y primera gran jornada de los Pirineos, descafeinada, y sólo aderezada por el italiano Vincenzo Nibali (Liquigas), el único que se atrevió a inquietar al líder Bradley Wiggins (Sky).

Fue una jornada insulsa y con poca historia, que únicamente sirvió para darle gloria a Voeckler, en primer plano el año pasado cuando fue líder durante muchos días y casi hasta el final, y comprobar que el ‘Tiburón’ es el único capacitado si cabe para intentar desarmar la ‘armadura’ del primer clasificado, que cuenta con un refuerzo como el que le aporta Chris Froome, una vez más al servicio de su jefe de filas.

En el lado contrario quedó el australiano Cadel Evans (BMC). El actual ganador nunca dio la sensación de fortaleza ni de solidez habitual, y tras amagar con perder el paso en el Aspin, lo hizo en el Peyresourde y se dejó muchos minutos que, visto su rendimiento, hacen improbable que pueda optar si quiere a un podio, que Nibali se encargó prácticamente de perfilar, porque el resto de aspirantes no apareció, aunque el español Haimar Zubeldia (RadioShack-Nissan) dio una alegría a su equipo en un día complicado por el resultado adverso de Franck Schlek en un control y subió al quinto puesto.

Todo después de una jornada que discurrió con el guión previsto. Una larguísima escapada de casi 50 unidades, con la representación española del Euskaltel, con Jorge Azanza, Egoi Martínez y Gorka Izaguirre, tres de los cinco corredores que le quedan a la formación naranja, más de la de Rafael Valls (Vacansoleil). Pero de todos ellos, solo Izaguirre llegó lejos, finalizando en la tercera plaza del día.

El Sky dio el ‘ok’ a esta fuga, preocupado en exclusividad de que las cotas míticas pirenaicas no escondiesen ninguna ‘trampa’ para su líder. La formación de Wiggins, como durante casi todo el Tour, dominó con ‘mano de hierro’ y marcó el ritmo que más interesó a su jefe de filas.

El Aubisque y el Tourmalet, de categoría especial, eran lugares idóneos para comprobar las fuerzas, pero no se sabe si por estas mismas, el control del Sky o por las cuestiones del ciclismo moderno, falto de figuras dispuestas a hacer ataques lejanos, el maillot amarillo pasó los dos colosos sin excesivos problemas.

Así, mientras el grupo de escapados se iba desgranando y haciendo la selección definitiva de quien optaría la victoria, lo que quedó entre Voeckler y Brice Feillu (Saur-Sojasun), nadie se movía ni inquietaba a Wiggins, bien pertrechado, aunque en el Aspin, el Liquigas apareció momentáneamente. Su movimiento hizo daño a Evans, que perdió el contacto, aunque lo recuperó posteriormente a modo de ‘canto del cisne’ porque en el Peyresourde hincó la rodilla.

NIBALI MUEVE FICHA
Voeckler acabó con la resistencia de Feillu y coronó el último puerto en solitario y con una suficiente ventaja, más de un minuto, sobre el danés Chris-Anker Sorensen (Saxo Bank), para no perder la victoria, la quinta que logra en la ‘Grande Boucle’ y la segunda en Bagneres-de-Luchon, donde ya había ganado en 2010.

El Peyresourde fue diseminando el grupo, con la buena noticia de ver a Zubeldia y a Alejandro Valverde y Juanjo Cobo (Movistar Team) en los puestos cabeceros, hasta que Nibali, a falta de cuatro kilómetros, movió ficha con un repentino ataque. Wiggins no se puso nervioso y dejó que Froome mostrase su fortaleza para llevarle hasta el italiano, que lo volvió a intentar cerca de la cumbre, pero sin éxito.

Sin embargo, el trío se quedó en solitario y por detrás nadie acertó a responder, plantándose en la meta de Bagnères-de-Luchon con casi un minuto de ventaja sobre el resto de aspirantes a un podio que parece quedar perfilado con Wiggins, Froome y Nibali, los más fuertes, y salvo sorpresa, dada la crono del sábado que aún queda, por este orden. El belga Jurgen van den Broeck (Lotto), cuarto, está a casi seis minutos del amarillo, y a más de tres del ganador de la Vuelta en 2010.

El ‘Tiburón’ tendrá este jueves una oportunidad más de intentar meter tiempo en otra jornada montañosa con el final en Peyragudes, corta (143,5 kms), pero con dureza. Habrá cinco subidas, una de ellas el Port de Bales, de categoría especial, y el duro Menté, promedio de más del 9 por ciento, y el final será prácticamente en alto, en la estación de Peyragudes.

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