El Real Madrid ha perdido la oportunidad de proclamarse campeón de la Liga Endesa ante su público, tras caer derrotado en el Palacio de los Deportes (75-81) ante el FC Barcelona, que solventó su primer ‘match ball’ para forzar el quinto partido en el Palau Blaugrana, donde intentará por todos los medios que la entidad blanca alargue su sequía de cinco años sin conquistar la Liga ACB.
Tras la sonrojante derrota que el Real Madrid infligió al conjunto catalán en el tercer envite de la final, era el FC Barcelona el que tenía que ofrecer el nivel al que acostumbra, no sólo para ‘vengarse’ sino para llevar la eliminatoria de vuelta a su cancha, como finalmente hizo, aguando la fiesta que los blancos tenían preparada para celebrar su primer doblete, Liga y Copa, en 19 años.
Los 24 puntos de Lorbek y los 16 de Wallace resultaron insalvables en todo momento para el equipo de Pablo Laso, que tendrá que esperar al próximo sábado para conocer el desenlace de una final que tenía ‘ganada’.
Con una estruendosa pitada recibió un abarrotado Palacio de los Deportes de Madrid al Barcelona y especialmente a Pete Mickeal tras el percance que protagonizó con Carlos Suárez y Velickovic. La presión ambiental no atenazó al equipo de Xavi Pascual, que inauguró el marcador con un triple de Marcelinho y supo frenar el ataque blanco, que en el envite anterior había sido un tornado. Con las clavijas bien apretadas en defensa y un Lorbek en estado de gracia, que sumó nueve puntos en el primer cuarto, los culés cerraron el primer acto con una mínima ventaja (15-17) en el luminoso.
La entrada al parqué del ‘Chacho’, auténtico protagonista de la final, sirvió para atomizar a sus compañeros, que con las dosis habituales de talento de Mirotic y de esfuerzo de Felipe Reyes revirtieron la situación. Precisamente el dar la vuelta ‘a la tortilla’ perjudicó al equipo madridista, pues pasó a desatender las tareas defensivas y a buscar el lucimiento en las acciones ofensivas. Ante la relajación blanca, fue Wallace con tres triples convertidos sobre tres intentos el que volvió a poner por delante al cuadro blaugrana (25-31) a falta de cuatro minutos para el descanso.
Nada cambió hasta el ecuador del duelo, con un Sergio Rodríguez manejando el ‘tempo’ del partido, pero con un Wallace que neutralizaba cualquier intento de los blancos de alcanzar siquiera las tablas. Los cinco puntos de ventaja con que el Barcelona emprendió el camino a los vestuarios (34-39) se explican por el poderío que establecía Pete Mickael en la ‘pintura’, capaz de sostener a los suyos con siete rebotes. La mala noticia para los culés, es que el Real Madrid en ningún momento se ‘descolgó’ del partido, a pesar de no encontrar en ningún momento su característico vértigo en las transiciones atacantes.
LORBEK Y WALLACE SE ERIGEN EN TITANES INFALIBLES
Con los equipos de nuevo sobre la cancha fue el juego interior del Real Madrid, con ocho puntos entre Tomic y Velickovic, lo que permitió que los de Xavi Pascual no se marcharan definitivamente en el tanteo, puesto que un triple de Mickeal redondeó un parcial de siete favorable a los culés, que establecían así la máxima ventaja en el electrónico (44-53).
Un triple de Llull puso de relieve el poco acierto de quien debería ser el auténtico ‘artillero’ blanco, Jaycee Carroll, que con únicamente dos puntos en su zurrón, había errado los tres lanzamientos que había probado desde la línea de 6.75.
Con 17 puntos de Lorbek y 14 de Wallace, con ciertas decisiones arbitrales que no gustaron a la parroquia local y con la inspirada noche del equipo blaugrana en contra, el Real Madrid no pudo sino remar río arriba.
Y lo hizo con la determinación propia de unos jugadores que quieren ser campeones de liga para ‘limar’ esa ventaja a los siete puntos (55-62) a la conclusión del tercer asalto, donde ambos equipos marchaban con guarismos similares en todas las facetas del juego, excepto en los rebotes y en el acierto de ‘tres’, favorable a los culés.
Una vez más era Lorbek el jugador que hacía saltar todos los resortes de la defensa blanca, bien fuese con disparos lejanos, con penetraciones o ‘cazando’ rebotes y empujándolos hacia abajo. Bien respaldado por el acertado Wallace, el Barcelona Regal pudo establecer, tras muchos minutos haciendo méritos para ello, la barrera psicológica de los diez puntos (58-68).
Mientras, el Real Madrid seguía vaciándose pero todos sus esfuerzos eran en vano ante un equipo pletórico de acierto que herido en su orgullo, puso toda la carne en el asador para forzar el quinto partido.
Los madridistas intentaron de un modo estéril una remontada que únicamente en los últimos instantes tuvo visos de culminarse. Y es que el FC Barcelona no sólo no compareció minado en su moral por el resultado del anterior envite, sino que demostró un mayor poderío físico, además de un mejor manejo de las situaciones más comprometidas durante todo el partido.
El mejor regalo que podía recibir el capitán culé Juan Carlos Navarro en su cumpleaños fue la victoria (75-81) que Lorbek y Wallace le regalaron para intentar sumar un entorchado liguero más a sus ya nutridas vitrinas.
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