El FC Barcelona ha dado un paso adelante al asegurarse la primera posición en el grupo H de esta Liga de Campeones con su victoria sobre el AC Milan en San Siro (2-3), en un encuentro espectacular que tuvo goles, ocasiones, acciones polémicas y una intensidad increíbles haciendo real todo lo que se podía esperar de un choque entre dos históricos del ‘Viejo Continente’.
Guardiola, que pidió en rueda de prensa previa una victoria de prestigio para el Barça y de demostración de poderío, se habrá alegrado como todos sus jugadores y cuerpo técnico de poder regalar el triunfo a su segundo entrenador, Tito Vilanova, que fue operado el martes con éxito de la glándula parótida y estará cerca de un mes de baja.
Más allá de estos, los blaugranas se han asegurado el liderato y el poder jugar la última jornada de la fase de grupos, en el Camp Nou ante el Bate Borisov, sin presión alguna y con la posibilidad de dar descanso a los jugadores más habituales pensando en próximos compromisos, como el partido contra el Real Madrid en el Santiago Bernabéu o el Mundial de Clubes.
El de esta noche en San Siro ha sido un partido loco, sobre todo en la primera parte. El técnico blaugrana sorprendió con un sistema táctica en constante transformación pero que, de inicio, se semejó a un 3-3-4 con una movilidad eléctrica en todos los hombres de ataque. Así, Cesc, Messi, Thiago y Xavi se iban repartiendo la posición tan culé del ‘falso 9’, volviendo loca a una poblada y a la par desconcertada veterana defensa milanista.
Pronto el balón fue para el Barça, poseedor en buena parte del encuentro, y que no dudó en llevarlo hacia la portería defendida por Abbiati. Con un empuje impresionante, las ocasiones no tardaron en llegar y fruto de la descolocación de la zaga ‘rossonera’ llegó el primer gol blaugrana, el que abrió la lata y volvió loco el partido, con un autogol del ex blaugrana Mark van Bommel.
Empezó entonces un nuevo encuentro, disparatado pero toda una delicia para los amantes del fútbol. Ambas alineaciones prometían juego ofensivo y cumplieron las amenazas. En muchos minutos el encuentro parecía amistoso por la alegría de catalanes e italianos al ir a buscar la portería contraria. Sin embargo, ello perjudicó a un Barça que se encontró con dos minutos de gloria de un Milan que aprovechó, vía Ibrahimovic, para empatar el encuentro en la primera ocasión de peligro.
Ibrahimovic tuvo su ‘vendetta’ particular, pero ya no hizo mucha más cosa en el partido, siendo lo más recordad una patada ‘karateka’ a la cabeza de Keita en un intento fallido de remate en busca del empate a tres, que nunca llegó. Y es que el Barça siempre fue por delante con una iniciativa en el campo que se reflejó en el marcador. Tras el empate a uno, Messi envió un balón al larguero en señal de la guerra que darían los blaugrana.
Tras los pocos pero fructíferos minutos milanistas el Barça volvió a tomar las riendas del partido con una clara vocación ofensiva que llevó al segundo gol, obra de Messi en el segundo lanzamiento de penalti al lanzar el primero con una ‘paradinha’ ilegal que le costó tarjeta amarilla. Pero el gol entró y el Barça se sintió cómodo hasta los minutos finales. Y es que se pasó del posible 1-3 a rozar el Milan el empate antes del descanso, sobre todo con un cabezazo del héroe milanista en el Camp Nou, Thiago Silva.
En la reanudación, Boateng consiguió la igualada en una jugada individual exquisita. El ghanés recogió un rechace forzado de Mascherano estirando la pierna derecha, se envió un autopase de talón superando a Abidal y de disparo fortísimo al palo corto superó a un Valdés que ni la vio venir. La igualada hizo creer al Milan en la victoria, pero se topó con un Barça que por fin consiguió imponer su ‘tempo’ en el feudo italiano.
Así, el rey del juego de toque blaugrana, su máximo director, quiso disfrazarse de Messi para poner el broche de oro a su actuación. Xavi, uno de los emblemas del Barça, aprovechó una eterna conexión entre Cesc y Messi, que le envió un pase milimétrico entre líneas, para controlar, levantar la cabeza y conectar en menos de un segundo un tiro colocado para superar al veterano Abbiati. El Barça consiguió de nuevo ponerse por delante en un enésimo esfuerzo por sobreponerse al cálido ambiente de San Siro. Genial el intercambio de papeles entre el genio de Terrassa y el de Rosario.
Hasta el final del partido ya no hubo ocasiones claras para el Milan, quien tuvo que cambiar a su capitán Nesta por lesión y solo pudo intentar revolucionar el encuentro con la entrada de Nocerino, infructuosa. El Barça ató en corto el balón y sin renunciar al ataque jugó pensando en la victoria, en amarrarla, y en irse a casa con los deberes más que hechos. Ibrahimovic marcó, pero otra vez acabó indignado con sigo mismo y frustrado al ver marcharse al ‘filósofo’ Guardiola con los tres puntos.
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