niña de doce años llamada Emily le fascina el trabajo que hace el señor Griswold con los libros. Ha creado una plataforma online a través de la cual se pueden buscar pistas para encontrar libros escondidos en cualquier parte del mundo. ¡Buscadores de libros! ¿Quién busca hoy libros? Probablemente no hay muchos señores Griswold hoy en día pero sí hay algo parecido a su plataforma aunque no esté en internet sino en las estanterías de muchas casas y, por supuesto, en las de las librerías.
Ha surgido en los últimos tiempos un movimiento interesante relacionado con la lectura y con personas que buscan compartir reflexiones acerca de los libros que leen. Se trata de los libro fórums. Pero no de las ya clásicas reuniones que los adultos acostumbran a organizar para otros adultos, sino de libro fórums dirigidos a niños. Por lo general los organizan madres comprometidas con la causa. Tengo la suerte de conocer a varias de ellas y son auténticos pilares de la resistencia contra el declive de la lectura. Mujeres que toman la iniciativa en la educación de sus hijos y no se conforman con lo normal porque lo normal hoy en día no es leer, es hacer muchas otras cosas, por lo general menos enriquecedoras.
Hace poco me invitaron a participar a uno de esos libro fórums y allá que me fui con mi hija Almudena que se había leído el libro propuesto. Qué casualidad: Los buscadores de libros. Al empezar miré la hora y pensé que en cuarenta minutos aquello habría terminado. ¿Qué van a decir un grupo de niñas de diez años sobre un libro? Pues bien, aquello duró más de una hora y media. Pero es que de aquellas bocas salían auténticas genialidades. Y con una buena moderación ejercida por una de las anfitrionas hablamos de temas muy variados, como la amistad, la solidaridad, la fraternidad, la integración social, el amor por los libros, el bien y el mal, etc… Aquello parecía que no iba a terminar nunca pero disfrutamos un montón, hasta Almudena que no conocía a nadie se animó a hablar sobre algunas de las cuestiones que surgieron en la conversación. Manos levantadas, diferentes maneras de sentarse en un mismo sillón, diferentes formas de expresarse, diferentes ópticas desde las que ver una misma cosa.
Aquello parecía una escuela de diálogo a la vez que un club de debate al mismo tiempo que una reunión de amigas y… me imaginé a aquellas mismas niñas pasados 20 años, pero no hizo falta porque recordé la primera vez que mi amiga Sonsoles me invitó a un libro fórum de amigas….
Tenía que hablar brevemente (fue una autoimposición, no una obligación) sobre los beneficios de la lectura pensando en las familias. Se me ocurrió dar cuatro claves: evasión, formación, ejemplo e imaginación. Pasé más tiempo intentando dar con una palabra que me sirviera para memorizarlas que preparando la exposición. No encontré la “SOPA” que alguien utilizaba para hablar de lo que importa en una familia: S..erenidad, O…rden, P…untualidad y A…legría. A mí sólo se me ocurrían cosas inconexas: “EleFEntI”, “EsFIngE”, “EIFfEl”. Nada, no se me ocurría nada que no me liara más la manta y decidí apuntarme las cuatro palabras en una cuartilla.
Evasión
Cuando leemos paramos el reloj y le ganamos tiempo a la vida o vida al tiempo. Uno de los principales inconvenientes que se nos plantea es de dónde sacar tiempo para leer. La solución es convertirlo en una verdadera afición y si es común con alguien (mujer, marido, hijos, amigos) ayuda. Aunque se comparta, leer es como salir a correr, podemos compartir la afición e incluso correr con alguien pero las zancadas las da uno solo. Decía Luis solano, fundador de Libros del Asteroide, que leer un libro en papel es uno de las pocas maneras que tiene una persona de estar sola, de aislarse del mundo, de desconectar en un mundo hiperconectado. Solo en ese estado de trance, de ensimismamiento, es cuando las historias pueden arar en profundidad el interior de una persona
Formación
La lectura hace que aumentemos nuestro vocabulario y nos expresemos mejor. Es importante la calidad y no tanto la cantidad. La calidad es muy importante cuando se lee en cantidad. Basta hacer el paralelismo con la gastronomía. Si la lectura es un alimento del intelecto habrá que procurar que sea equilibrado y sano, en el caso de jóvenes o pequeños lectores hay que saber maridar los clásicos (Alfaguara ha lanzado una edición preciosa y a buen precio de Momo) con lecturas más modernas (El asombroso legado de Daniel Kurka, de Mónica Rodríguez, publicado por Gran Angular de SM), para evitar caer en la “obesidad intelectual”: mucha grasa y poco músculo. Una buena manera de dar con la dieta adecuada es acudir a un dietista: alguien que sepamos que sabe o alguien a quien admiremos por ser buena persona, seguro que lee mucho y bueno. Gracias a un amigo descubrí hace unas semanas un relato que cuenta ya con más de 20 ediciones y más de 67.000 ejemplares vendidos. Háblame del sol, de Ángel Esteban, editado por Bruño. Un relato sobre un ratoncito tan sencillo como evocador. Y tengo unas ganas locas de hacerme con La caja y la luna, tercer libro infantil de la escritora Patricia Romero, editado recientemente por Nou Editorial.
Ejemplo
Sobre todo para los que son padres o madres o padres y madres a la vez. Los niños aprenden a hablar porque se les habla y aprenden a leer… en el colegio. Vale, técnicamente suelen aprender en el colegio pero la pasión por leer la adquieren en casa. Se puede proponer un rincón de lectura (rincón en cuanto a periodo de tiempo, no es necesario que todos nos vayamos a un rincón de la casa a leer, aunque a veces no queda más remedio que tomar esa opción) y leer cada uno su libro. Pasados los minutos establecidos, alguien (todos no para evitar que el rincón se convierta en una speaker corner) explica brevemente lo que ha leído ese día. Se hacen turnos. Al cabo de un tiempo cada uno terminará por lograr su cadencia de lectura y buscará “su lugar en el mundo”, ya no hará falta puesta en común..
Imaginación
Me imaginé que las asistentes se acordarían del libro de Michael Ende, La historia interminable. Y así fue. El mundo imaginado por Bastian se va destruyendo conforme él se va haciendo mayor. La lectura es una de las mejores maneras que tenemos no sólo de conservar nuestra imaginación sino para potenciarla. Además de poder vivir muchas vidas muy interesantes, la lectura nos permite imaginar mundos posibles…
Al cabo de 12 minutos empezaron las interrupciones y tuve ocasión por fin de probar el brownie de Leonor que estaba buenísimo.
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Después de aquella vez se sucedieron unas cuantas más y es una delicia verlas reunirse para hablar de literatura y, en definitiva, de la vida. Quizá no empezaron como las niñas de las que he hablado al comienzo pero estoy seguro de aquellas niñas se parecerán mucho a Sonsoles y sus amigas. Todas forman parte de esa nueva estirpe que está surgiendo y que les hace ser especiales: buscadoras de libros, capaces de imaginar mundos posibles y entre todos ellos seguramente… un mundo mejor.
Artículo publicado en el nº 69 de Selección Literaria