Decía Rilke que la patria de un hombre es su infancia, pues William Saroyan entra de lleno en “el país de nunca jamás” de los hermanos Macauley. La comedia humana es un tratado sobre la infancia y el despertar de la madurez. Un libro que sitúa al lector frente a sus recuerdos y a sus primeras preguntas sobre el mundo.
Con tan sólo 14 años, Homer Macauley compagina sus estudios en la escuela de Ithaca con su trabajo de mensajero en la oficina de telégrafos. Su madre es viuda y su hermano mayor, Marcus, está en la guerra, con lo que Homer asume el rol de pater familias con su hermana Bess y el pequeño Ulysses.
La América de la Gran Depresión que describe Saroyan evoca algunos episodios y el mágico final de Las uvas de la ira de Steinbeck. Las aventuras en el colegio de Homer y sus idas y venidas llevando telegramas a los hogares de Ithaca serán el hilo conductor de una novela en la que se pondrá de relieve la importancia del hogar, la familia, la fraternidad, la inocencia y la capacidad de asombro de los niños.
El hogar no siempre es un lugar físico donde resguardarse o comer. Para los hermanos Macauley, un lugar seguro al que poder regresar es el rostro de su madre. Para el hermano pequeño ese lugar seguro también es su hermano mayor. “Cuando Ulysses vio a su hermano, le pasó una cosa maravillosa en la cara. El terror abandonó su mirada, porque acababa de llegar a casa”.
La educación de Homer no se la darán los libros de la escuela pero sí la señorita Hicks, un ejemplo de lo que debería ser cualquier educador incluso en estos tiempos tan sofisticados y tecnológicos. Hicks ha visto algo especial en aquel niño y le hace quedarse después de clase junto con otro compañero tras una discusión. Homer le reprocha el castigo y ella le contesta que no le ha hecho quedarse como un castigo sino porque siempre ha hecho quedarse a los alumnos que significan más para ella. “Cuando te marches de la escuela, mucho después de haberme olvidado a mí, estaré buscando señales tuyas en el mundo”.
En la oficina de telégrafos Homer tendrá como maestros de la vida tanto a Spangler como al señor Grogan. “Ten mucho cuidado con todo lo que tenga que ver con las personas, si ves algo que estás seguro de que está mal, no estés seguro. Si se trata de personas ten mucho cuidado”.
Los mensajes que entrega no siempre contienen buenas noticias y a su temprana edad Homer es testigo directo del dolor de muchas personas. Su mundo está cambiando -“Me siento solo y no sé por qué”- y la única con la que se sincera, a veces sin palabras, es su madre. “La soledad que sientes te ha llegado porque ya no eres un niño. Pero el mundo siempre ha estado lleno de soledad”.
La trama irá avanzando trufada de bellos episodios paralelos como la intervención de Big Chris para salvar a Ulysses de una innovadora pero nefasta trampa de animales o el cumplido homenaje que hace Spangler a una chica en mitad de la calle. “¡Eres la mujer más encantadora del mundo!”. A ellos se sumarán los pequeños Auggie y Lionel, Marcus, Bess y Mary, Hubert Ackley III y la preciosa Helen Eliot, entre otros.
Con un ritmo sereno y una armonía desbordante, La comedia humana ejerce en el lector ese poder transformador de la literatura del que tanto se habla y hace que merezca la pena guardarla entre esos pequeños tesoros que uno tiene y que ninguna “nube” puede almacenar.