La mayoría de la gente tiene claro que escribir sin faltas de ortografía es fundamental, pero a veces se nos olvida que podemos incurrir en ellas también cuando hablamos. Sobre todo delante de los niños. Ante un gasto inesperado, no se puede decir: «Tendremos que pagar con la «bisa».
Cualquier niño puede pensar que uno es tan pobre que para hacer frente a una deuda tiene que empeñar a la bisabuela.
La b y la v, ¿no se pronuncian igual? ¿no son el mismo fonema en castellano?
Claro, Beatriz. Mi comentario era tan sólo una manera irónica de mostrar cómo el lenguaje de los niños es distinto al de los adultos.
Un abrazo.