Almudena abre los ojos despacio y se sorprende admirando un paisaje paradisíaco. Juraría que viajaba en el metro hace unos instantes. De pronto, escucha el sonido del tren al iniciar la marcha y aquellas aguas cristalinas, como en un último estertor agónico, intentan colarse sin éxito por las ventanas del vagón hasta quedarse fijas en la pantalla LCD del andén de la estación.
¿Hola? ¿Hay alguien ahí?
Jajaja, es que con este no me identifico, o no lo acabo de visualizar, y no sabía que decir…
Bueno, no siempre tiene que pasar ¿no? A ver la siguiente.